jueves, 8 de abril de 2021

PSICOLOGÍA EVOLUTIVA Y DIFERENCIAL II (LA VEJEZ)

 LA VEJEZ

La vejez está considerada como la etapa del ciclo vital que empieza alrededor de los 65 años y que finaliza con la muerte. El envejecimiento según “Harman”, podría definirse como la acumulación progresiva de cambios en el tiempo que son responsables del aumento de la probabilidad de enfermar y de morir del individuo. A continuación se hablara acerca de los cambios que surgen antes de la etapa de la vejez.


 LA JUVENTUD


La juventud abarca de los 20 a 40 años.



Características:
  • Desea formar una familia.
  • Etapa de decisiones fundamentales para la vida.
  • Elección de profesión y trabajo.
  • Asume responsabilidad y acepta las consecuencias.
  • Desarrolla valores propios.
  • Capacidad de vivir de forma íntima con alguien del sexo opuesto.
  • Buscan auto-definición.
  • Independencia de los padres.
Desarrollo físico:
  • En general esta en buenas condiciones físicas y sensoriales.
  • Factores del estilo de vida como dieta, obesidad, ejercicio, hábitos de fumar y consumo de alcohol, drogas y fármacos pueden favorecer o no una adecuada salud en ésta época de la vida.
Desarrollo cognitivo:
  • El pensamiento pasa del formal para el post-formal que tiene la particularidad de que la persona es más flexible frente a las diversas situaciones a las que se enfrenta.
  • Logra colocarse en lugar del otro, compartir experiencias.
  • Según Warner Schaie: La experiencia desempeña un rol importante en el funcionamiento intelectual.
  • Afirma que el desarrollo intelectual está en relación con el reconocimiento que las personas hacen de lo que es importante y significativo en sus vidas.
  • Robert Sternberg: Tres aspectos de la inteligencia, componencial, experiencial y contextual.

Desarrollo psicosocial:
  • Según Erikson las personas no pueden establecer compromisos personales profundos con los demás, corren el riesgo de aislarse y ensimismarse. Sin embargo necesitan algún grado de aislamiento para reflexionar sobre su vida. El proceso de formar un sentido de intimidad también es importante.
  • La resolución de esta etapa da por resultado la virtud del amor.
Modelo del momento de los eventos:
  • Elaborado por Bernice Neugarten.
  • Sostiene que el curso del desarrollo depende del momento en que ocurren ciertos eventos en la vida de las personas.
  • Se concreta en hechos como el matrimonio, la paternidad, el nacimiento de los nietos y el retiro.
  • Según el modelo de las personas son muy conscientes de su momento y del reloj social.

MADUREZ

  • Se define como periodo comprendido entre los 40 y 65 años.
  • En el contexto familiar se define como una persona que tiene hijos mayores o padres entrados en años.
  • Esta época es un periodo de inventario, de revaluación de las aspiraciones de seguir una carrera y ver si se han logrado las metas.

Desarrollo físico:
  • Las personas experimentan pérdidas de la agudeza visual.
  • Disminución de la capacidad auditiva.
  • Las papilas gustativas pierden sensibilidad.
  • La fuerza y la coordinación disminuyen de forma gradual.
  • Disminución de la capacidad de bombeo de la sangre .
  • Reducción en el funcionamiento renal.
  • Menos secreción de enzimas en el sistema gastrointestinal.
  • Debilitamiento del diafragma y el agrandamiento de la próstata.
  • En las mujeres se presenta la menopausia: Evento biológico en la que la mujer deja de ovular y menstruar y ya no puede tener hijos. Se llega a la menopausia aproximádamente un año después del último periodo menstrual entre los 45 y 55 años.
  • Climaterio masculino.
  • Los hombres todavía pueden procrear hijos, pero algunos experimentan una reducción de la fertilidad, la frecuencia del orgasmo y un aumento de la impotencia. Por lo general empieza diez años después del climaterio femenino y sus efectos varían.
Cambio cognitivo:
  • No hay evidencias de que el funcionamiento intelectual decline antes de los 60 años, por el contrario se incrementa en áreas como el vocabulario y la información general.
  • Pensamiento integral:Tienden a interpretar lo que leen, ven, escuchan, según el significado personal y psicológico que tengan para ellas.
Cambios psicosociales:
  • Crisis de la adultez intermedia.
  • Cambios de la personalidad y el estilo de vida.
  • Periodo estresante que va a mediado de los 40, aparece como una explicación para la depresión, las aventuras extramaritales o los cambios de carrera.

Erik Erikson: Generatividad vs estancamiento:
  • Es la crisis de la mitad de la vida, un periodo estresante.
  • El interés de los adultos maduros por establecer y orientar la siguiente generación.
  • Se pueden expresar mediante enseñanzas y tutorías.
Robert Peck: Cuatro adaptaciones de la edad adulta intermedia
  • Valoración de la sabiduría vs valoración de las facultades físicas.
  • Socialización vs sexualización en las relaciones humanas.
  • Flexibilidad emocional vs empobrecimiento corporal.
  • Flexibilidad sexual vs rigidez mental

VEJEZ


Evolución bio-fisiológica en la vejez:

  • Las personas, como todos los organismos vivos, envejecen. Se estima que la edad máxima del ser humano se sitúa en los 115 años.
  • Durante el proceso de envejecimiento los diferentes sistemas del cuerpo humano experimentan una serie de cambios; estos cambios, aunque sean universales, son diferentes en cada persona, ya que cada cual envejece de forma única.

Cambios generales:

  • En lo que respecta al peso, en los hombres tiene tendencia a aumentar hasta los 50 años, aunque después la tendencia se invierte. En las mujeres la tendencia al aumento de peso se mantiene hasta los 70 años, y se invierte a partir de ese momento. La disminución de peso tanto en hombres como en mujeres se debe a la reducción del tejido muscular, de la masa ósea, de la grasa subcutánea y de la cantidad de agua corporal.
  • Los mecanismos que intervienen en la regulación de la temperatura corporal se alteran, lo que predispone a la persona a problemas como la hipotermia y la hipertermia.

SISTEMA NERVIOSO

Órganos de los sentidos:

  • Todos los órganos de los sentidos reciben algún tipo de información ambiental (luz, ruido, etc.). Esa información se convierte en un impulso nervioso que llega al cerebro, donde se interpreta. Se necesita una cierta cantidad de estimulación antes de que se perciba una sensación. Este nivel mínimo de estimulación se denomina umbral. En el envejecimiento aumenta este umbral, por lo que también aumenta la cantidad de información sensorial necesaria y la de privación sensorial. La pérdida de eficacia de los sentidos puede verse reflejada en el comportamiento de la persona mayor. 

La vista:

  • La agudeza visual disminuye con la edad, es lo que se conoce como presbicia. Las pupilas se contraen más y responden con mayor lentitud a los estímulos luminosos.
  • El cristalino se agranda, lo que provoca pérdida de acomodación visual para enfocar los objetos. También aumenta su opacidad en lo que puede ser un primer signo de la formación de cataratas. La aparición de glaucoma aumenta.
  • El músculo que eleva el párpado superior se debilita. Esto, unido a la disminución de la grasa de la órbita, produce una sensación de hundimiento de los ojos.
  • Disminuye la cantidad de secreción lagrimal, con lo que aumenta la sequedad y el riesgo de infecciones. Aparece el arco senil, un depósito de grasa que forma un círculo blanco en el borde externo del iris y que no estorba la visión.
  • La percepción de los colores disminuye a partir de los sesenta años y puede haberse perdido mucho a partir de los noventa.

El oído:

  • La pérdida de audición relacionada con la edad se denomina presbiacusia.
  • La degeneración del nervio auditivo hace que más de un tercio de los mayores de 75 años experimenten una disminución en la capacidad auditiva. La audición puede declinar levemente, en especial para los sonidos de alta frecuencia, y en particular en personas que han sido expuestas a mucho ruido en su juventud.
  • A medida que la persona envejece, las estructuras del oído cambian: el tímpano se hace más grueso y los huesecillos del oído interno y otras estructuras, responsables del control del equilibrio, se ven afectados, lo que hace más difícil conservarlo.

Gusto y olfato:

  • Los sentidos del gusto y el olfato interactúan estrechamente para ayudar a la degustación de los alimentos. En realidad, la mayor parte del sabor viene determinado por el olor. El sentido del olfato comienza en los receptores nerviosos situados en la parte alta de la nariz, que pueden verse alterados con el envejecimiento. 

Gusto:

  • Según algunos estudios, los cambios en el sentido del gusto son imperceptibles en personas mayores que no toman ningún medicamento, lo que haría pensar que la disminución gustativa hay que atribuirla a ciertos medicamentos, a una malnutrición, a ciertas enfermedades y al tabaquismo. O sea que el gusto puede verse alterado por otros factores, que no son achacables al envejecimiento biológico, como la temperatura y la textura de los alimentos y el estado bucal (uso de prótesis, gingivitis, mala higiene bucal, etc.).
  • El número de papilas gustativas disminuye y puede hacer disminuir la sensibilidad a los sabores. Generalmente disminuye primero la sensibilidad a lo salado y lo dulce, y posteriormente a lo amargo y lo ácido. Existe una pérdida de elasticidad de los labios y una reducción de la secreción que podría contribuir a la disminución del sentido del gusto.

Olfato:

  • La facilidad para reconocer olores depende de la herencia sociocultural y de las experiencias vividas por la persona. Las personas mayores muestran una reducción de la capacidad olfativa.
  • En general la capacidad olfativa en la mujer es mayor que en el hombre, pero a partir de la menopausia esta sensibilidad disminuye debido a una menor producción de estrógenos.
  • La pérdida de las fibras nerviosas dentro de los bulbos olfatorios aumenta con la edad. Entre los 80 y 90 años, tres cuartas partes de las fibras desaparecen. Este deterioro puede explicarse por las enfermedades del sistema respiratorio, la polución del aire, etc.

Tacto:

  • Tocar es una forma de comunicarse, una percepción inmediata de sensaciones. Muchos estudios han demostrado que, con el envejecimiento, la persona puede presentar una reducción o un cambio en las sensaciones de dolor, vibración, frío, calor, presión y contacto.
  • En lo que respecta a la sensibilidad térmica, la persona puede notar que es más difícil, por ejemplo, establecer la diferencia entre fresco y frío, templado y caliente, lo que puede incrementar el riesgo de lesiones por congelación, hipotermia o quemaduras.

Sistema nervioso / sentidos:

  • El envejecimiento provoca una pérdida gradual de células nerviosas en el cerebro. Entre los 20 y los 90 años hay una disminución del peso del encéfalo de entre un 5 % y un 10 % (lo que indica atrofia cerebral), y un aumento de los ventrículos cerebrales en relación con el encéfalo. El flujo sanguíneo cerebral disminuye en torno al 20 % como media. Aparecen cambios intercelulares como la aparición progresiva de ovillos neurofibrilares y placas seniles que, si se presentan en grado intenso, son características de la enfermedad de Alzheimer.
  • Se reducen los neurotransmisores reguladores centrales, que son las sustancias químicas responsables de la transmisión de información desde una neurona a otra, lo que provoca una menor capacidad de la persona para responder al estrés físico y emocional de forma eficaz.
  • El rendimiento intelectual se suele conservar intacto hasta los 80 años, aunque pueden producirse algunos cambios cognitivos, como enlentecimiento del procesamiento intelectual, es decir, una reducción en la rapidez para interpretar y procesar la información.  
  • Algunas funciones psicológicas como la inteligencia fluida (que depende de la capacidad de adaptarse rápida y eficazmente a situaciones nuevas) declinan a partir de los 30 años, mientras que otras, como la inteligencia cristalizada (directamente relacionada con la experiencia) pueden incrementarse durante esta etapa.
  • A partir de los 70 años puede presentarse una disminución progresiva del vocabulario, cambiar unas palabras por otras (errores semánticos); en ausencia de enfermedad, la mayoría de errores semánticos se producen en el lenguaje oral. Es lo que habitualmente se llama “tener la palabra en la punta de la lengua”.
  • La memoria sobre acontecimientos que acaban de suceder (memoria reciente) disminuye. No ocurre lo mismo con la memoria de acontecimientos que han pasado hace tiempo (memoria remota), que se mantiene.
  • En relación con el sueño, disminuye la cantidad de serotonina, que es un neurotransmisor importante en su regulación. Se modifican los hábitos y se incrementan los trastornos del sueño, como los despertares nocturnos. Las siestas aumentan.

Sistema locomotor:

  • El sistema musculoesquelético contribuye extraordinariamente al aspecto del anciano.
  • A partir de los 35-40 años los huesos van perdiendo la consistencia alcanzada durante el crecimiento, los huesos largos se ensanchan, se tornan más porosos y frágiles, por lo que es mayor el número de fracturas que se producen en la vejez, sobre todo en los hombros, las muñecas, las caderas y las vértebras. En la mujer el riesgo de fracturas aumenta a partir de la menopausia. 

Menopausia / a largo plazo:

  • Los cambios en las articulaciones se inician a partir de los 20-30 años, con una disminución de su elasticidad y del líquido que facilita su movimiento y conservación (líquido sinovial), lo que conlleva movimientos más lentos. La pérdida de agua del cartílago produce un estrechamiento de los espacios articulares, sobre todo de los discos intervertebrales, que contribuye a la pérdida de estatura. Por ello, después de los 40 años la estatura disminuye alrededor de 1 cm por cada 10 años de vida. Una disminución que a partir de los 70 años puede ser mayor.
  • Las articulaciones de las piernas son las que soportan mayor peso, por eso se desgastan más y se vuelven más frágiles. Son frecuentes las fracturas en el hueso fémur y en su unión con la cadera. La marcha puede ser más inestable, con mayor riesgo de caídas. El sobrecrecimiento óseo irregular de los bordes articulares puede desencadenar dolor e inmovilidad.
  • La masa muscular disminuye. Mientras que en los jóvenes alrededor del 30 % del peso corporal corresponde al músculo, a los 75 años este porcentaje se reduce a tan sólo el 15 %. Al disminuir la masa muscular (sarcopenia) se pierde fuerza.

Sistema cardiovascular:

  • Durante el envejecimiento se produce una hipertrofia del corazón y una degeneración de las células del músculo cardiaco. Las válvulas del corazón, que regulan la dirección del flujo sanguíneo, se vuelven más rígidas y se engrosan. Estos cambios pueden provocar una disminución del número de latidos por minuto, pero la frecuencia cardiaca en reposo no cambia substancialmente con la edad.
  • La pared del corazón se hace más gruesa, especialmente en el lado izquierdo, lo que produce que la aurícula y el ventrículo de este lado se llenen más lentamente. Como consecuencia, la frecuencia cardiaca tarda más en aumentar durante el ejercicio, y también en disminuir al acabar el mismo.
  • Las paredes de la aorta, que es la arteria principal del corazón, se engrosan y endurecen, lo que aumenta su resistencia al paso de la sangre que sale del corazón. Ello conlleva que la presión sanguínea sea más alta y obliga al corazón a realizar un mayor esfuerzo para impulsar la sangre a todo el cuerpo.
  • En general, todos los vasos sanguíneos son menos elásticos y tardan más en llevar la sangre hasta el cerebro cuando se produce un cambio de posición del cuerpo, por lo que hay mayor posibilidad de sufrir mareos (hipotensión ortostática).
  • El endurecimiento de las arterias o arteriosclerosis, junto con el aumento de placas de grasa que se depositan en sus paredes, puede provocar que se estrechen e incluso que puedan llegar a obstruirse, lo que se conoce como isquemia. Esto originará distintos problemas de salud según la zona del cuerpo que no reciba sangre suficiente, como el ictus y el accidente isquémico cerebral transitorio (AIT).
  • El electrocardiograma normal muestra pequeños cambios relacionados con la edad.
Sistema respiratorio:

  • Se observa una cierta atrofia muscular y pérdida de elasticidad de los pulmones.
  • Los cilios, unas proyecciones similares a cabellos situados en los bronquios que favorecen el movimiento de las secreciones y recubren las vías respiratorias, pierden capacidad para mover el moco y expulsarlo, lo que, unido a una disminución del reflejo de la tos y de los músculos espiratorios, aumenta el riesgo de infecciones respiratorias.
  • Al debilitarse el diafragma y los músculos intercostales, disminuye la función pulmonar y con ello la cantidad de oxígeno que se transfiere a las células sanguíneas y que éstas llevan a los tejidos, por lo que hay menor tolerancia al ejercicio y a las grandes alturas.
  • Los cambios en los músculos y los tejidos de la laringe alteran el volumen y el tono de la voz, que se vuelve más lenta, débil y ronca. 

Sistema digestivo:

  • En las personas mayores se reduce la cantidad de saliva y sobre todo se modifica su composición, con lo que pierde eficacia. Los músculos que intervienen en la masticación se debilitan.
  • Los movimientos del esófago (motilidad esofágica) para el paso de los alimentos al estómago disminuyen. El músculo que abre y cierra el paso del esófago al estómago (esfínter esofágico inferior) se debilita, por lo que se pueden producir regurgitaciones y sensación de quemazón (pirosis) tras ingerir alimentos.
  • Se reduce la motilidad del estómago y la secreción gástrica habitual, y como consecuencia el tránsito de los alimentos es más lento y aumenta la sensación de saciedad, lo que constituye un factor de riesgo para que se produzca falta de apetito y estreñimiento.
  • En el páncreas, los cambios que el envejecimiento produce se asocian con dificultades para responder a alteraciones de la glucosa en la sangre (glucemia). Aumenta el contenido de grasas del páncreas, hay un descenso de volumen y concentración de enzimas, pero permanecen en número suficiente para la función digestiva normal.
  • En el hígado, estos cambios se relacionan con reacciones adversas frente a ciertos medicamentos, como consecuencia de un enlentecimiento en el metabolismo y la eliminación de los metabolitos (cualquier producto resultante del metabolismo del fármaco) a través de la bilis.

Sistema urinario:

  • Cada riñón humano contiene aproximadamente un millón de neuronas al nacer. Las nefronas son la unidad anatómica y funcional del riñón. Entre los 25 y los 85 años el número de nefronas del riñón desciende entre un 30 % i un 40 %. El peso neto del riñón desciende un 30 % des de la madurez a la vejez. Hay una disminución de la función renal relacionada con la edad. Esta disminución enlentece tanto la filtración y el aclarado de creatinina como la excreción de sustancias metabolizadas por el riñón. Hay una adaptación más lenta a las variaciones hidroelectrolíticas que puede hacer aumentar la predisposición a toxicidades medicamentosas.
  • Disminuye la elasticidad, el poder de contracción y la fuerza de la musculatura de la vejiga y de los esfínteres urinarios. El tejido de la vejiga se torna más fibroso y duro, lo que reduce su tamaño. Todo ello contribuye a dificultar el vaciado completo de la misma durante la micción. El vaciado incompleto de orina es un factor de riesgo para la aparición de infección urinaria por el estancamiento de la misma.
  • Los músculos pélvicos se debilitan. Esto, asociado al envejecimiento y en el caso de las mujeres también a los partos, es la causa principal de incontinencia urinaria. En los hombres el factor diferenciador que aumenta el riesgo de incontinencia urinaria es el crecimiento de la glándula prostática. El aumento de la próstata (hipertrofia prostática) afecta casi al 100 % de los hombres mayores de 70 años. En ambos casos puede aumentar la necesidad de orinar por la noche de forma frecuente y urgente.

Sistema endocrino:

  • El sistema endocrino está formado por órganos y tejidos productores de hormonas. Las hormonas circulan por la corriente sanguínea hasta alcanzar los órganos y sistemas en los que son utilizadas. Con el envejecimiento se producen cambios en el control hormonal de los sistemas corporales: las hormonas se producen y se metabolizan más lentamente que en otras etapas de la vida, su producción puede permanecer inalterable o bien modificarse (aumentar o disminuir) y algunos órganos se vuelven menos sensibles a la acción de la hormona que los regula.
  • No obstante, la diferencia entre los valores hormonales normales y anormales se asocia a otros factores que no siempre tienen que ver con la edad, tales como enfermedades, uso de medicamentos, estado nutricional, etc.
  • La glándula tiroides produce la hormona tiroidea, que ayuda a controlar el metabolismo. Con el paso del tiempo se puede producir menos hormona tiroidea, pero como también disminuye la masa corporal, las pruebas de función tiroidea pueden mostrar resultados normales.
  • La hormona paratiroidea influye en los niveles de calcio, que a su vez afectan a la resistencia de los huesos. Los cambios en el nivel de hormonas paratiroideas pueden contribuir al desarrollo de la osteoporosis.
  • Los valores de glucosa en sangre aumentan, tanto en ayunas como después de ingerir alimentos. Ello se debe a que las células se vuelven menos sensibles a los efectos de la insulina, lo que se traduce en una mayor posibilidad de tener una diabetes, y en las personas diabéticas se hace más difícil controlar el nivel de glucosa en sangre (glucemia).
  • Las glándulas suprarrenales que producen aldosterona y cortisol no muestran cambios macroscópicos con la edad, pero sí alteraciones microscópicas. La aldosterona regula el balance entre líquidos y electrolitos, y su producción disminuye con la edad cerca del 50 %, lo que puede incidir en una disminución de la presión sanguínea y ocasionar mareos con los cambios súbitos de posición. El cortisol es la hormona de respuesta al estrés y tiene efectos antiinflamatorios y antialérgicos; aunque la secreción de cortisol disminuye en un 25 %, su nivel permanece casi invariable con el envejecimiento.
  • Los ovarios y los testículos producen las hormonas sexuales. En los hombres disminuye el nivel de testosterona, lo que se traduce en una respuesta sexual más lenta y menos intensa. En las mujeres, a partir de la menopausia, disminuyen los niveles de estradiol y de estrógenos. La producción y la excreción de progesterona descienden bruscamente después del período de reproducción. 

Sistema reproductor:

  • Los cambios del sistema reproductor con la edad no tienen por qué ser los responsables de problemas de orden sexual. La respuesta sexual puede ser más lenta, menos intensa y menos frecuente, pero no significa que no existan las expresiones genitales de la sexualidad.
  • Las enfermedades cardíacas, un ictus o las intervenciones quirúrgicas abdominales no tienen por qué representar la anulación de las relaciones sexuales con coito para el resto de la vida. La sexualidad implica un equilibrio delicado entre los aspectos físicos y emocionales: el miedo a la impotencia puede causar el estrés necesario para que esta se produzca. Potenciar una visión creativa de la sexualidad, menos coital, con cambios de lugares y posiciones, introduciendo juegos eróticos y estimulantes, es fundamental para vivir y enriquecer la sexualidad en esta etapa de la vida.

Sistema reproductor masculino:

  • Los cambios en el sistema reproductor masculino que se producen con el envejecimiento afectan especialmente a los testículos, cuya masa disminuye. Siguen produciendo semen, pero la viscosidad y la cantidad de espermatozoides es menor. La edad no es un factor predictivo de la fertilidad masculina, y aunque el agrandamiento de la próstata puede dificultar la eyaculación, se mantiene la posibilidad de engendrar.
  • La disminución en el nivel de testosterona puede reducir el deseo sexual, así como provocar respuestas sexuales más lentas y menos intensas. Puede aumentar el tiempo requerido para alcanzar una erección, así como el tiempo que va desde un orgasmo a la siguiente erección (periodo refractario). La pérdida de erección y el descenso de los testículos aparecen rápidamente después de la eyaculación.

Sistema reproductor femenino:

  • Los cambios físicos en la mujer empiezan con la menopausia y aparecen de forma gradual.
  • Disminuye el tamaño del clítoris pero no pierde sensibilidad. También se produce un hundimiento de los senos.
  • La vagina se torna más rígida. Durante la actividad sexual la expansión involuntaria de la vagina disminuye y su lubricación es un poco más lenta y escasa, la vasodilatación de los labios vaginales también disminuye, y los movimientos del útero son más lentos y menos pronunciados. Los efectos que puede provocar son la percepción de sequedad y picor, y dispareunia o dolor durante el coito. Las contracciones orgásmicas son menos numerosas y menos intensas, y los efectos del orgasmo desaparecen más deprisa, mientras que la erección del pezón se pierde más lentamente.
  • Los cambios funcionales conllevan una disminución del nivel de estrógenos que puede incidir en la respuesta sexual, ya que provoca una reducción del deseo, una disminución del número de relaciones y anorgasmia (inhibición recurrente y persistente del orgasmo).
  • Muchas mujeres, a partir de la menopausia, experimentan una sensación de tranquilidad, al disminuir el miedo a posibles embarazos, que mejora el disfrute de su sexualidad.

PIEL Y DERIVADOS DE LA PIEL 

Piel:

  • Los trastornos cutáneos habituales son relativamente habituales en las personas mayores. Los cambios que el tiempo produce en la piel, como las arrugas y la sequedad, tienen que ver con la acumulación de los efectos de la exposición medioambiental, especialmente al sol y a temperaturas extremas.
  • La disminución de melanocitos (los melanocitos producen la melanina, que contribuye al color de la piel y absorbe la luz ultravioleta) le pueden dar un aspecto más pálido y aumentar el número y el tamaño de las manchas. También disminuye el bronceado después de la exposición al sol.
  • Los macrófagos epidérmicos disminuyen un 70 %, lo que puede contribuir a mermar la inmunidad celular cutánea.
  • Puede aparecer la púrpura senil, que son moratones que aparecen justo debajo de la piel, sobre todo en mujeres, debido al adelgazamiento de la dermis y de la epidermis y un aumento de la fragilidad muscular.
  • La piel se hace más frágil y menos elástica por la disminución de grasa subcutánea y de colágeno. El colágeno es una proteína que el cuerpo produce de manera natural y que se encarga de proporcionar fuerza a los huesos, la piel, el cabello y las uñas, entre otras cosas.
  • Las glándulas sudoríparas disminuyen en tamaño, número y función, y ello conlleva una menor transpiración, con lo que la piel se hace más seca.
  • El adelgazamiento de las capas de la piel, el enlentecimiento del recambio celular, la pérdida de grasa subcutánea y la reducción del aporte sanguíneo contribuyen a aumentar la frecuencia de úlceras por decúbito en la persona anciana inmovilizada.

Pelo:

  • En ambos sexos los cambios hormonales disminuyen el crecimiento del pelo corporal, que se vuelve más débil y quebradizo. La disminución de melanina puede modificar el color del pelo, y entonces aparecen las canas.
  • El hombre, con la edad, pierde pelo del cuero cabelludo y le aumenta el de las orejas y de las cejas. En las mujeres el vello axilar y púbico decrece después del climaterio.

Uñas:

  • Se enlentece su crecimiento, se vuelven más duras y pueden encorvarse, especialmente las de los dedos de los pies. El color puede cambiar de transparente a amarillento y opaco.

Tejido conectivo:

  • El tejido conjuntivo o conectivo, que es el que sostiene el organismo y conecta sus distintas partes, pierde elasticidad, lo que aumenta la rigidez de los órganos, los vasos sanguíneos y las vías respiratorias.

SISTEMA SANGUÍNEO: 

  • La proporción de fibras de elastina que hay en las arterias disminuye con la edad. Parece que hasta los ochenta años no desciende el volumen sanguíneo. El número y la distribución de neutrófilos o macrófagos, que son glóbulos blancos y es el tipo de leucocito más abundante de la sangre en el ser humano, es similar al de los jóvenes en estado basal, o sea cuando el cuerpo gasta la mínima energía para mantener su funcionamiento normal, pero después de la estimulación, la velocidad y la cantidad total de enzimas liberadas es menor en los ancianos.
  • Aunque la anemia es frecuente, parece que es debida a una respuesta al estrés y no al proceso de envejecimiento.
  • No se observan cambios en la estructura, el número y la función de las plaquetas, excepto un posible aumento de su adherencia.
  • La velocidad de sedimentación globular puede acelerarse aunque no exista enfermedad. 

SISTEMA INMUNITARIO: 

  • La existencia de muchos factores individuales y externos hace difícil poder determinar si es la edad la que afecta al sistema inmunitario, o son otros factores, como la nutrición, las enfermedades previas, la contaminación ambiental o las sustancias químicas, los que influyen en su funcionamiento.
  • En general la función inmunitaria disminuye y tiende a reducir su poder defensivo frente a infecciones y tumores. Disminuye también su capacidad de reconocer lo extraño, y esto favorece el desarrollo de enfermedades autoinmunitarias.
  • Hay un descenso de la cantidad de anticuerpos naturales y un aumento de la frecuencia de autoanticuerpos, es decir, de anticuerpos creados equívocamente por el sistema inmunitario para atacar componentes normales del propio individuo.

EVOLUCIÓN PSICOLÓGICA Y SOCIAL EN LA VEJEZ:


  • Evolución psicológica  (cambios afectivos, cambios cognitivos, comportamiento y personalidad).
  • Evolución social (edad, género, educación, jubilación, ingresos económicos, ocupación del tiempo, familia, red social, servicios sanitarios y sociales, religión, los roles de la gente mayor en la sociedad).

Evolución psicológica:

  • Los cambios psicológicos que conlleva la entrada en la etapa de adulto mayor, adulto mayor medio y adulto avanzado se ven marcados por circunstancias propias de la edad, como por ejemplo la jubilación, las enfermedades crónicas, los nuevos roles, las pérdidas y la proximidad de la muerte. La adaptación a estos cambios dependerá de varios factores, como por ejemplo la influencia de las propias experiencias, la historia de vida, el contexto educativo y social en que se mueve la persona y sus relaciones y obligaciones. También dependerá de la manera como se presenten los acontecimientos, ya que algunos lo hacen de forma gradual y otros de forma repentina, y a veces se produce más de uno a la vez, lo que dificulta la adaptación.
  • Los cambios psicológicos incluyen los cambios afectivos, los cognitivos y la modificación de la personalidad.

Cambios afectivos:

  • La persona es un ser emocional en todas las situaciones de la vida. En la vejez parece que prolifera el interés por los pensamientos y los sentimientos interiores que ya empieza en la adultez. El respeto por el espacio personal y la privacidad de la gente mayor puede disminuir cuando la persona pierde autonomía. En cuanto al sentimiento de autoestima, también puede quedar afectado negativamente por las enfermedades, las pérdidas y los cambios físicos, sociales y económicos que puede sufrir la persona.
  • Las relaciones son factores de protección ante las pérdidas sociales que se producen durante los últimos años de la vida, y las relaciones de confianza y continuadas ayudan la persona a afrontar los acontecimientos estresantes y a prevenir la depresión.
  • En cuanto a la sexualidad, hay que decir que nunca deja de existir si la entendemos como una forma de expresión y no sólo en su dimensión genital; si entendemos que la constituyen aspectos emocionales, intelectuales y espirituales, inseparables de la intimidad, la ternura y el amor. Ciertas creencias sociales y algunos cambios fisiológicos dibujan el viejo como una persona sin deseo sexual, y hacen más difícil que pueda satisfacer sus impulsos sexuales. En este punto hay que tener en cuenta que la homosexualidad también está presente entre las personas mayores, a menudo vivida de forma mucho más escondida que entre los jóvenes. 

Cambios cognitivos:

  • La vejez se caracteriza por un mínimo deterioro cognitivo que aparece de forma gradual. El hecho de que la mayoría de personas mayores vivan una vida independiente con éxito demuestra que tienen capacidad para asimilar y utilizar la información que reciben.
  • Con la edad aparece un cierto enlentecimiento en la comprensión de la información que depende de los órganos de los sentidos, y un enlentecimiento a la hora de dar respuesta a la información recibida, sobre todo si las tareas exigen mucha atención y velocidad de reacción. También se enlentece el aprendizaje de nuevas tareas. Si el entorno social es sensible a estos cambios y se muestra predispuesto a potenciar las capacidades de la persona mayor, este deterioro se minimiza.
  • Con la edad hay un declive de los mecanismos básicos de la inteligencia, a pesar de que en estudios recientes se observa que no es muy marcado antes de los 70 años y parece que viene determinado por la existencia de enfermedades físicas. Otras funciones de la inteligencia se mantienen, como por ejemplo las que implican aptitudes verbales, y algunas tienden incluso a incrementarse, como la sabiduría, que forma parte de la llamada inteligencia cristalizada, que incluye los conocimientos, las capacidades y las estrategias conseguidos con el aprendizaje a lo largo de la vida de la persona.
  • El rendimiento intelectual de la persona mayor no puede considerarse inferior al del adulto, sino que es diferente. Así la inteligencia fluida disminuye a medida que aumenta la edad, con más dificultades para adaptarse a situaciones nuevas y para afrontarlas.
  • El rendimiento intelectual de la persona mayor no se puede considerar inferior al del adulto, sino que es diferente. La lentitud se puede ver compensada por una mejor predisposición a pensar; la dificultado de aprender, por la experiencia, etc.

ALGUNOS DE ESTOS CAMBIOS COGNITIVOS SON:

Consciencia:

  • Se entiende por conciencia el estado de alerta de la persona y su capacidad para percibir los estímulos internos y externos y darles respuesta. En el envejecimiento normal esta función se mantiene.

Atención:

  • Es la capacidad de la persona para mantener la concentración suficiente para hacer alguna tarea. Con la edad se mantiene la capacidad de concentración en tareas simples, pero la concentración se deteriora cuando se trata de realizar tareas más complejas, sobre todo si implican prestar atención de manera simultánea a dos o más cosas.

Lenguaje:

  • Aparecen problemas de denominación, pero esta dificultad ya se presenta en la adultez. La capacidad para describir la función de las cosas o decir sus características se mantiene intacta.

Memoria:

  • Los estudios sobre la memoria están de moda y cada vez se conocen más aspectos de su funcionamiento. La memorización es un proceso complejo que implica varios pasos. Debido a los déficits sensoriales que puede tener, la persona mayor puede tener dificultades a la hora de descodificar la información. Es habitual que afirme que ha perdido la memoria. A pesar de que se notan pérdidas leves de memoria en la adultez, a partir de los 60-70 años son más frecuentes, por culpa de la falta de atención y de un registro inadecuado. La memoria reciente se deteriora un poco. En cambio, la memoria remota se ve poco afectada con la edad.
  • La sensación de pérdida de memoria puede provocar angustia a la hora de gestionar la información, y puede jugar malas pasadas a la persona, que no encuentra la manera de recuperar una información que necesita. Además, dificulta el aprendizaje y aumenta el miedo de tener alguna enfermedad del cerebro como la enfermedad de Alzheimer. Las personas que realizan actividades intelectuales como por ejemplo aprender idiomas nuevos, hacer sudokus o crucigramas en su vida cotidiana parecen menos propensas al deterioro de la memoria.

FUNCIONES EJECUTIVAS:

  • Se entiende por funciones ejecutivas la capacidad de planificar, organizar y ejecutar la secuencia para llevar a cabo de forma satisfactoria una tarea en un tiempo razonable y de forma correcta. A pesar de que con la edad se observa un cierto deterioro de estas funciones, esto no afecta mucho a la independencia de la persona. A partir de los 70 años hay una menor tolerancia a los cambios, que no tiene por qué afectar la toma de decisiones.

PRAXIAS:

  • Son las habilidades que suponen movimientos voluntarios. Con la edad no se modifican y, salvo que aparezca alguna alteración, sólo se enlentece su ejecución. La persona mayor aprende los movimientos igual que la joven excepto cuando hay velocidad motora o se tiene que procesar mucha información. Por ejemplo, le será más difícil aprender a bailar un rock que un vals.

COMPORTAMIENTO Y PERSONALIDAD:

  • El comportamiento tiene una base genética que es moldeada por un contexto sociocultural. Como consecuencia, hay características del carácter que se pueden perder o acentuar a medida que la persona se hace mayor. Una visión estereotipada pretende caracterizar la vejez con una serie de características negativas. Al respecto, hay que decir que se cae en el error de generalizar lo que sólo se pone de manifiesto en algunas personas mayores.
  • Algunas de estas características son: la introversión, que puede ser fruto de la dificultad para adaptarse a circunstancias nuevas continuamente; la rigidez, que es también un intento de no tener que hacer este constante esfuerzo de adaptación; la desconfianza y el egoísmo, actitud que puede derivar de la sordera que, en mayor o menor grado, sufren muchas personas mayores, y del hecho que formen parte de un grupo con pocos privilegios.
  • En la sociedad; actitudes hipocondríacas, que son inseparables de un aumento del interés por la propia salud y de los controles sanitarios; hablar de la muerte, que suele derivar de un progresivo deterioro de la calidad de vida que hace desear la muerte como una alternativa a una vida que ya no complace; y la indiferencia, que a menudo se les atribuye erróneamente no entendiendo que lo que para una persona joven puede parecer una pérdida, para la persona mayor no lo es, puesto que su escala de valores ha cambiado.
  • La realidad es que las personas mayores también sienten las pérdidas, y se inquietan ante las dificultades propias y de las personas queridas, pero han aprendido a adaptarse a las diferentes situaciones de vida.
  • Baltes, psicólogo alemán y teórico en el campo de la psicología del envejecimiento, a través del modelo SOC (selección-optimización-compensación) —un proceso de desarrollo útil para adaptarse a las limitaciones de la vejez—, explica cómo las personas mayores se enfrentan satisfactoriamente a la vejez a través de tres mecanismos: la selección, la optimización y la compensación.
  • Con la selección, las personas mayores eligen actividades de acuerdo con sus facultades, su salud y el entorno; con la optimización, intentan mantener tanto como pueden las actividades que les gustan, y con la compensación, intentan compensar los déficits para continuar llevando a cabo estas actividades, con el uso de gafas y de bastón, con listas para recordar y reduciendo la actividad general y conservando las actividades motivadoras, tanto productivas como de ocio o relacionadas con el ejercicio físico.

EVOLUCIÓN SOCIAL:

  • En las diferentes sociedades del mundo, no hay una edad para la vejez universalmente aceptada, pero en los países occidentales la frontera de los 65, que es la edad de la jubilación y la de acceso a programas y prestaciones sociales, es la que marca la entrada en esta etapa. A principios del siglo XX el grupo de los adultos mayores era un 4 % - 5 % de la población, mientras que a principios del siglo XXI el 18 % - 19 % de la población tienen más de 65 años.
  • Actualmente se vive en un momento de transición en el que, por un lado, se reduce la natalidad y, por el otro, aumenta la esperanza de vida, y esto hace que aumente el número de personas viejas de forma espectacular. El cambio demográfico hacia el cual se va es una situación de equilibrio de baja intensidad, en el que el número de nacimientos y de muertes es bajo. Estos cambios se han asociado a las variaciones que han sufrido los patrones de mortalidad y morbilidad, sobre todo a la disminución de enfermedades infecciosas, que ha hecho aumentar la supervivencia, y a la aparición de las enfermedades degenerativas asociadas a la edad como las demencias, la artritis, etc., que ha hecho aumentar el número de personas con falta de autonomía.
  • Cuando apareció el fenómeno del envejecimiento, la sociedad lo consideró un síntoma de decadencia de Occidente, puesto que sólo afloraban las características negativas de esta etapa de la vida. Estas características dan una visión negativa del envejecimiento, y crean estereotipos y tópicos que llevan a conductas erróneas con la persona mayor. Por ejemplo, asociar sistemáticamente la enfermedad y la incapacidad al proceso de envejecimiento favorece que la persona vieja sea marginada del grupo y promueve la desigualdad de oportunidades entre los adultos mayores y las personas que conforman los otros grupos de edad.
  • Una de las consecuencias de estos estereotipos es el edadismo (en inglés original ageism), que consiste en tener actitudes negativas e infravalorar a las personas en función de su edad, y que puede favorecer las prácticas discriminatorias de los profesionales, los medios de comunicación, las propias personas mayores, etc. Estas prácticas consisten en rechazar a quien es viejo y todas las características que se asocian: la inutilidad, la incapacidad y la muerte.
  • Es cierto que, sobre todo en los adultos mayores avanzados, se observa una prevalencia de las enfermedades crónicas e invalidantes, pero la generalización de estereotipos negativos pone de manifiesto un gran desconocimiento del mundo de las personas mayores.
  • La vejez es una construcción cultural, por lo tanto es dinámica y se va transformando en función de los cambios que ocurren en el resto de la sociedad. Los cambios que se han producido en los últimos tiempos, como por ejemplo el acceso a la educación, la mejora de las rentas, los diferentes estilos de vida, las ocupaciones que las personas han desarrollado, se traducen en modelos de vejez diferentes.
  • Es el grupo más heterogéneo de todo el ciclo vital, que en la actualidad comprende aproximadamente treinta años de la vida de la persona (a partir de los 65). Esto hace que actualmente se empieza a hablar de la vejez en términos de potencialidad, y se está pasando de un modelo basado en las deficiencias a otro que se basa en las capacidades de las personas. Como en las otras etapas del ciclo vital, el conjunto de personas que conforman el grupo es diverso y heterogéneo, y hay personas que viven una vejez en plenitud y con buena salud y otras que sufren una gran fragilidad.

ALGUNOS DE LOS CAMBIOS SOCIALES MÁS DESTACADOS QUE SE PRODUCEN EN ESTA ETAPA ESTÁN RELACIONADOS CON:

Edad:

  • Que las personas traspasen la frontera de los 65 años con buena salud y calidad de vida es un hecho destacable en los países desarrollados. En algunas sociedades del mundo la esperanza de vida no supera los 40 años. Además, que sean muchas las personas que llegan a mayores es un hecho histórico, puesto que no se había dado en ninguno otro momento. Se produce un envejecimiento del envejecimiento en el grupo de los adultos avanzados (más de 85 años) y, al mismo tiempo, el grupo de los adultos mayores (66 a 74 años) se rejuvenece y sus miembros tienen un buen estado de salud, ganas de hacer cosas, vitalidad, etc.
  • Todo esto hace que mientras las personas envejecen se observa y se investiga este proceso en todas sus dimensiones. De todos modos, el éxito que supone llegar a ser muy mayor no se vive socialmente como tal sino como una carga, ya que el aumento de personas muy viejas comporta un incremento en el gasto sanitario y social, y dispara el índice de carencia de autonomía.
  • Aunque en cualquier época de la vida se puede perder la autonomía, y se experimentan pérdidas a las cuales hay que adaptarse, a medida que la persona se va haciendo mayor las pérdidas son más numerosas, y en esta etapa se pueden acumular, lo que hace difícil que la persona se adapte a ellas. Pero la edad también provoca en la persona ganas de afrontar la vida con entusiasmo, buscando satisfacciones personales y viviéndola como una etapa de crecimiento y maduración.

Género:

  • Las mujeres tienen más esperanza de vida, lo cual comporta una feminización de la vejez y también hace que sea mucho más alto el número de viudas que de viudos. Esto se explica por dos motivos: el primero es que las mujeres suelen casarse con hombres mayores que ellas, y el segundo es que los hombres tienen unos seis años menos de esperanza de vida que las mujeres.
  • Cuando las mujeres enviudan suelen quedarse viviendo solas, mientras que el hombre tiende a volver a casarse o a ser acogido por uno de los hijos, generalmente la hija mayor. Para las mujeres es más fácil que para los hombres vivir solas porque siempre se han encargado de las actividades domésticas y para ellas es una mera rutina. En contrapartida, les puede costar adaptarse a la soledad porque echan de menos la compañía de la pareja y también porque disminuye su nivel de ingresos económicos.
  • El grupo de mujeres mayores viviendo solas aumenta y constituye un grupo vulnerable en la sociedad actual. Se han puesto en marcha algunas políticas que intentan resolver las dificultades que conlleva esta vulnerabilidad pero todavía son escasas.

Educación:

  • En el Estado español, en los últimos años, ha habido un cambio importante en cuanto a la educación. Se ha pasado de una mayoría de adultos mayores analfabetos o con muy pocos años de escolarización, debido a las precarias condiciones socioeconómicas, laborales y sanitarias que les tocó vivir (su niñez coincidió con la Guerra Civil Española, la Segunda Guerra Mundial o la posguerra), a un aumento del número de personas que han acabado la escolarización obligatoria, y que pueden llegar a tener estudios superiores.
  • Es una generación de gente mayor con un nivel de estudios más alto y unos hábitos de vida más modernos y activos a la hora de relacionarse y ocupar el tiempo. Esto hace que cambien algunas de las expectativas que tienen ante la vida y su entorno social en general, y también respecto a lo que desean en temas de salud. Son más conocedores de sus derechos y tienden a tener más disposición para participar en las decisiones que les incumben.

Jubilación:

  • La jubilación es uno de los cambios sociales más importantes que se producen en esta etapa. De hecho, en la sociedad capitalista la entrada en la vejez la marca la edad legalmente prevista para dejar la vida laboral activa, que son los 65 años.
  • La jubilación es una rotura con la vida profesional. Para algunas personas llegar a la jubilación representa una pérdida importante, puesto que en el trabajo han encontrado muchas satisfacciones, y lo han convertido en el centro de su vida. En cambio, otras han vivido la vida laboral como una carga o como una etapa que se tiene que cerrar, y llegan a la jubilación felices de poder dedicarse por fin a las actividades que les gustan.
  • Para que la jubilación sea satisfactoria se tienen que dar tres condiciones: la salud, una renta adecuada y la existencia de intereses y actividades de ocio muy arraigados.
  • La jubilación no tendría que ser nada más que la transición entre tener un trabajo y no tenerlo. En cambio, jubilarse conlleva una serie de alteraciones en todas las actividades cotidianas. Por eso, tanto si es deseada como si no, la jubilación es un cambio para el cual vale la pena prepararse. Conlleva una serie de cambios que forman parte del proceso de adaptación a la nueva situación:
  • En la organización de la jornada, los horarios varían y pueden haber muchas horas sin ocupar, puesto que a menudo el jubilado no sabe dedicarse a otras actividades.
  • En las relaciones sociales, a las mujeres, aunque trabajaran fuera de casa, cuando se jubilan siempre les queda el rol doméstico, con todas las relaciones que conlleva. En cambio, los hombres, que estaban mucho más centrados en el mundo laboral, tienen una pérdida mayor de roles y de relaciones.
  • En las relaciones familiares, los cambios de vida pueden desencadenar desequilibrios afectivos y de roles, puesto que la persona jubilada se puede estar las veinticuatro horas en casa, mientras que cuando trabajaba pasaba la mitad o menos.
  • En las condiciones económicas, puesto que generalmente la jubilación conlleva una disminución de los ingresos económicos y se hace necesario un reajuste de los presupuestos.
  • En las actividades de ocio, puesto que la persona jubilada dispone de más tiempo para sus aficiones y actividades extralaborales, si es que tiene.
  • En el ámbito emocional hay una cierta tensión provocada por la desubicación que conlleva el hecho de tener que cambiar de hábitos, cuando están muy arraigados y se han mantenido de forma rutinaria durante muchos años.

Ingresos económicos:

  • Una de las preocupaciones de las personas cuando llegan a la jubilación es la situación económica. Cuando la persona mayor continuaba viviendo en la misma unidad familiar que los hijos, esta cuestión se podía relativizar, pero ahora que suele vivir sólo con la pareja o bien sola, se le hace bastante más difícil hacer frente a los gastos diarios. En España, la mayoría de jubilados dependen de la pensión de la Seguridad Social y han de ajustar los gastos a su inferior nivel de ingresos.
  • Uno de los grupos de hogares con rentas más bajas es aquel en el que la persona de referencia es de 65 años o más, sobre todo cuando lo forma una sola persona. Y el riesgo de pobreza es todavía más elevado cuando esta persona es una mujer, puesto que muchas veces no ha cotizado a la Seguridad Social y siempre ha dependido del cónyuge o de otros tipos de ayuda económica (hijos, ayudas sociales, etc.). En el grupo de adultos mayores, puede haber un fuerte cambio de tendencia, gracias a la incorporación de la mujer al mercado laboral, que ha hecho que cotice y tenga derecho a una pensión.
  • Las dificultades económicas son más duras cuando la persona mayor pierde totalmente o parcialmente su autonomía. Es necesario que la persona que precisa ayuda para las actividades de la vida diaria esté más protegida mediante prestaciones económicas y servicios sociales. En la actualidad en el Estado español se ha desplegado la Ley de promoción de la autonomía personal y atención a las personas en situación de dependencia, conocida como Ley de la Dependencia, que es un sistema que intenta que las personas con pérdida de autonomía se beneficien de las prestaciones sociales y económicas aprobadas por el gobierno para mejorar su calidad de vida.

Ocupación del tiempo:

  • La percepción del tiempo es subjetiva y varía según la etapa que vive la persona y las circunstancias de vida. A medida que se hace mayor, le parece que los años pasan más deprisa, se hace más consciente de su futuro y de sus límites y a menudo aumentan los objetivos basados en las relaciones significativas, en la intimidad, mientras que disminuyen los objetivos centrados en conseguir éxitos sociales. El uso que se hace del tiempo refleja la percepción que se tiene de él y la manera como se ha utilizado a lo largo de la vida.
  • La ocupación del tiempo después de la jubilación es un tema relativamente nuevo. En España, a medida que el estado de salud de los viejos y su economía han mejorado, ha ido emergiendo el mercado del ocio para la gente mayor, que va desde los conocidos viajes con el Imserso, que organiza y subvenciona salidas y programas de vacaciones dentro de su sección Envejecimiento Activo, hasta las universidades para la gente mayor, pasando por los clubes y hogares de jubilados, y la programación de actividades de todo tipo que pretenden mantener a la persona mayor ocupada y distraída.
  • En la ocupación del tiempo también influyen otros factores, como por ejemplo el sexo, el lugar de residencia y el núcleo de convivencia. De entrada, los hombres y las mujeres ocupan el tiempo de manera diferente, pero también son importantes las posibilidades que les ofrece el entorno y sus preferencias. El núcleo de convivencia es relevante tanto por el reparto que permite hacer de las tareas domésticas como por el apoyo emocional con el que puede contar la persona en esta nueva situación.
  • Los problemas asociados a la falta de autonomía, como por ejemplo la reducción de la movilidad, la privación sensorial y la disminución de los recursos económicos, pueden restringir las actividades. Actualmente se da mucha importancia a la participación del viejo en actividades sociales, culturales y voluntarias, así como a su implicación en la vida familiar. Se considera que disfrutar del tiempo libre ayuda a mantener la autonomía y mejora la calidad de vida. También se valora mucho que las actividades sean significativas para la persona.
  • Después de la jubilación es importante continuar conectado con el mundo. El tiempo se suele distribuir entre actividades domésticas, como la limpieza de la casa, la compra, la jardinería, el bricolaje, etc.; las actividades centradas en cuidarse, como por ejemplo hacer yoga o tai-chi, los talleres de memoria, el uso de los servicios de salud; las actividades lúdicas fuera de casa, como ir a clubes de jubilados, donde la persona mayor encuentra personas con sus mismas inquietudes; el tiempo dedicado al descanso y el que se destina a ofrecer ayuda informal a los hijos y a personas no autónomas de la familia.
  • Otro de los campos elegidos por las personas mayores jubiladas es el voluntariado. Estas actividades permiten a la persona mayor implicarse en su comunidad con actividades, a través de las cuales pueden transmitir sus conocimientos y ayudar a los miembros de la comunidad. Estas actividades son beneficiosas porque motivan la persona, crean un compromiso y fomentan la sensación de utilidad.
  • A medida que el adulto mayor envejece, aumentan las actividades vinculadas al círculo familiar y, en ausencia de familia, a relacionarse con los vecinos más próximos.

Familia:

  • La familia es la fuente primaria de apoyo. Habitualmente es la institución que transmite los valores básicos y en la cual se consigue una estabilidad psíquica, se crea una identidad cultural y se adquieren los hábitos de vida. También es el espacio de relación social, de protección y de solidaridad, que se manifiesta cuidando de los miembros enfermos o menos autónomos, acompañándolos y ofreciéndoles todos los servicios necesarios para su mantenimiento (comer, compra, limpieza, etc.).
  • La transformación de la estructura familiar que se está produciendo en las últimas décadas afecta de lleno esta definición, y también hace que la familia no siempre realice las funciones que se esperan de ella.
  • Cuando las familias eran extensas y convivían más de una generación, proporcionaban los recursos económicos y emocionales necesarios desde el nacimiento hasta la muerte, y la persona mayor compartía la vida con la familia hasta el final, mantenía el poder de decisión y recibía las atenciones que necesitara. Las nuevas formas de familia ya no pueden acoger a la persona vieja, que, mayoritariamente, vive en pareja, sola o en una residencia.
  • Estos cambios hacen que la persona mayor no pueda recurrir como antes a la familia para que la atienda y la acoja, a pesar de que la familia continúa jugando un papel importante en su vida, sobre todo cuando tiene incapacidades, hospitalizaciones, etc. En la actualidad los derechos y las obligaciones de la institución familiar están cada vez más influidos por las leyes y las políticas sociales.

Red social:

  • La red social está formada por el conjunto de personas a las que el viejo se siente vinculado de algún modo (hijos, hermanos, vecinos, etc.) y a través de las cuales se siente integrado a la sociedad. Le sirve para evitar el aislamiento y constituye un canal de afecto que potencia los sentimientos de seguridad y en el que encuentra personas en que puede confiar y que lo ayudan a resolver problemas.
  • El primer nivel de red social lo forma la familia y las personas con las que se mantiene una estrecha relación, y da un sentimiento de seguridad. Un segundo nivel lo forma su entorno social más próximo, como por ejemplo los vecinos, de los cuales recibe apoyo y que le dan un sentimiento de vinculación al grupo. Los vecinos llegan a ser considerados sustitutos de la familia y esto sirve a ciertas personas para atenuar la sensación de abandono que pueden tener. Y un tercer nivel lo forman las instituciones sociales y comunitarias que facilitan las redes formales e informales de apoyo al viejo, como por ejemplo los hogares de jubilados, el voluntariado, las residencias, los servicios de ayuda a domicilio, etc.
  • Según la situación de cada persona cobra más importancia un nivel u otro. En la sociedad actual, el segundo y el tercer nivel tienen más importancia en la medida que la familia no ofrece el apoyo que se espera de ella. El círculo de relaciones se empobrece a medida que la persona se hace mayor, y se reduce al máximo cuando la persona entra en una situación de falta de autonomía. Pero las personas mayores también son agentes activos de la red social, sobre todo los adultos mayores (de 65 a 74 años), que se han convertido en un buen apoyo para los hijos, puesto que ayudan a garantizar el buen funcionamiento de su familia.
  • Contar con una red social favorece la vinculación social, mejora la autoestima, promueve estilos de vida saludables, proporciona el acceso a recursos, aumenta las relaciones interpersonales y asegura la ayuda instrumental, y todo ello provoca efectos positivos sobre la salud.

Servicios sanitarios y sociales:

  • Los servicios sanitarios y sociales específicos para la gente mayor van adquiriendo relevancia a medida que la población va envejeciendo. Se pueden dividir en dos subgrupos teniendo en cuenta la edad y el estado de salud de la gente mayor a la que dirigen las diferentes intervenciones. El primero está pensado para una vejez activa, con buenos niveles de salud. Y el segundo, para una vejez frágil, en la que empiezan a tener incidencia los problemas causados por el declive físico y mental.
  • La falta de autonomía no es un problema nuevo, pero sí lo es el hecho de que haya aumentado el número de personas con dependencia, y que el problema afecte al conjunto de la sociedad. Ello hace que la sostenibilidad del Estado del bienestar y del sistema de pensiones se tambalee.
  • Las políticas de bienestar social van dirigidas a crear mecanismos específicos que permitan a la gente mayor acceder a todos los servicios y actividades, para facilitar la conservación de sus facultades físicas y psíquicas, y también su integración social. En España se han creado servicios específicos para atender necesidades concretas de este colectivo, como por ejemplo los servicios de participación y promoción social con entidades y asociaciones que ofrecen atención a la gente mayor, servicios de atención especializada (servicios de ayuda a domicilio (SAD), los centros de día, etc.) y el conjunto de servicios que conforman la atención socio sanitaria (PADESS, convalecencia, hospitales de día, etc.).
  • Uno de los principales ejemplos de estos cambios son las residencias. No hace muchos años sólo acogían a las personas mayores que no tenían familia ni recursos económicos para sobrevivir en su domicilio, puesto que en general era la red social la que se encargaba de cubrir las necesidades de la persona vieja no autónoma. Pero, desde hace unos años, esto está cambiando, y las residencias se están convirtiendo en espacios de convivencia y salud, en el último hogar de muchas personas mayores antes de su muerte, sobre todo cuando el deterioro de su estado de salud les impide vivir solas.
  • A pesar del despliegue de servicios específicos, los recursos existentes son escasos y los costes sociales que conllevan las situaciones de dependencia son elevados. El grupo de adultos avanzados (más de 85 años) es el que aumenta más rápidamente y también el que concentra más personas que necesitan atención, sobre todo mujeres, la mayoría viudas y solteras que viven solas.
  • Es necesario establecer unas líneas básicas que fomenten programas y actuaciones conjuntas de la sanidad y los servicios sociales, para que sean coherentes, protejan y faciliten la atención a las personas mayores y su participación. Uno de estos programas que forma parte de las estrategias de aplicación del paradigma del envejecimiento activo es el de ciudades amigas de la gente mayor (Age-friendly Cities), puesto en marcha en 2006 por la OMS. Este programa proporciona información sobre cómo las ciudades facilitan y dificultan la vida cotidiana de los ciudadanos, con el objetivo de ayudar a definir un plan de acción de mejora en nueve dimensiones: participación social y cívica, movilidad y transporte, accesibilidad y uso de los espacios públicos y privados, vivienda, servicios sociales y de salud, relaciones de apoyo y ayuda mutua, respeto, desigualdades y condiciones de inclusión, y comunicación e información. Las personas mayores deben participar en este programa que requiere el compromiso del gobierno local.

Religión:

  • Para los adultos mayores, sobre todo para el grupo de adultos mayores avanzados, la religión es una forma de expresión y comunicación importante. En una sociedad que se define como laica, y en la que cada vez existen más grupos religiosos, todas las formas de manifestación espiritual son un aspecto importante a la hora de cuidar de las personas. No se pueden obviar ni darles menos importancia de la que tienen.
  • A menudo las prácticas y creencias religiosas del viejo funcionan como un mecanismo protector y son un buen recurso personal para hacer frente a las adversidades. Teniendo en cuenta que en esta etapa de la vida se sufren muchas pérdidas y se puede vivir la muerte como una realidad cercana, es importante conocer las creencias de la persona para ofrecer un mejor acompañamiento, y comprender su posición respecto a la muerte y las otras pérdidas que pueda sufrir. 

CONSEJOS DE SALUD: DUELO

Los roles de la gente mayor en la sociedad:

  • La mayoría de personas mayores saben vivir de manera satisfactoria y competente, se adaptan a las diferentes situaciones que se les presentan y modifican los roles que ejercen en el ámbito social, profesional y familiar. En la etapa de adulto mayor, la manera de vivir de la persona no suele cambiar sustancialmente. Mantiene sus espacios y la capacidad de decisión sobre su vida cotidiana.
  • A medida que aumenta la edad y las posibilidades de perder la autonomía, los roles pueden cambiar. Que ello se acepte o no dependerá de cada persona y de su entorno, ya que algunos cambios son progresivos y planificados y otros son fruto de situaciones no deseadas y, por lo tanto, cuesta más asimilarlos.
  • Con la edad los roles oficiales disminuyen, sobre todo a partir de la jubilación, mientras que los roles informales, que no están asociados a ningún estatus social, como el de abuelo, aumentan.

LOS PRINCIPALES ROLES QUE EJERCE LA PERSONA VIEJA SON:

Rol de abuelo:

  • El papel de los abuelos depende de varios factores, como la edad, el sexo, la tradición cultural y la situación económica y familiar de los hijos. Los abuelos son un modelo alternativo al de los padres y maestros y proporcionan una continuidad con el pasado y entre las generaciones de la familia. Los abuelos pueden ser una fuente importante de afecto, responsabilidad y estatus dentro de la familia. Hay que tener en cuenta que no todas las personas que son abuelos y abuelas quieren o pueden ejercer este papel.
  • Actualmente muchos abuelos y abuelas juegan un papel importante en la sociedad como cuidadores, ya que se trata de personas activas y con salud que ocupan su tiempo ayudando a los hijos a cuidar a sus nietos y, a menudo, haciendo algunas tareas domésticas, mientras los hijos trabajan fuera de casa.

Rol de bisabuelo:

  • Gracias al aumento de la esperanza de vida, muchos niños, además de conocer a sus abuelos, conocen también a sus bisabuelos. La figura del bisabuelo en la sociedad actual tiene una función principalmente afectiva, sobre todo porque el grupo de bisabuelos suele ser de la franja de edad de adulto medio y adulto avanzado, que son los que más fácilmente puede presentar algún tipo de incapacidad para llevar a cabo cualquier tarea de ayuda. 
  • En la actualidad en España se promueven actividades de intercambio generacional entre niños y viejos, con el objetivo de que los primeros aprendan y conozcan formas de vivir y de respeto y los segundos se sientan más integrados en la sociedad. A pesar de que los abuelos son las personas a las cuales se pide colaboración, también participa de estas iniciativas la gente mayor soltera y sin nietos que pueda y quiera compartir vivencias con los más jóvenes.

Rol de viuda y viudo: 

  • La ayuda mutua que las parejas mayores se proporcionan es muy importante, hasta el punto de convertirse en la principal fuente de apoyo, y la muerte de uno de ellos puede poner en una situación de fragilidad al miembro de la familia que se queda solo. Las mujeres tienen mayor esperanza de vida que los hombres y, por lo tanto, hay más viudas que viudos.
  • Hay muchos factores que influyen en la aceptación de la viudedad, como por ejemplo la edad, la cultura, la situación financiera, la relación con la pareja i la calidad del apoyo que proporcionaba. Asumir el papel de viudo o viuda conlleva diferentes aprendizajes, como saber moverse en la sociedad con una identidad propia i no conjunta con la de la pareja, ser capaz de administrar solo las áreas domésticas, reorganizar la rutina, plantearse la posibilidad de tener una nueva pareja, analizar si conviene cambiar de residencia e ir a vivir con algún hijo o en una residencia, etc.

Inversión de roles:

  • Es posible que se produzca un cambio de funciones cuando la persona mayor pierde la capacidad física o mental. Este proceso suelo ser lento, a medida que el viejo va perdiendo autonomía, los roles de padres e hijos tienden a invertirse. Uno de los momentos más difíciles de este proceso es cuando la persona vieja pierde la capacidad para hacer juicios con fundamento, y la de cuidarse para vivir de forma independiente. 
  • La persona tiene que ceder responsabilidades a sus hijos y estos tienen que aceptar protegerla y responsabilizarse de ciertos aspectos de la vida de su padre/madre. Asumir el rol que a lo largo de la vida había ejercido el otro es bastante difícil para las dos partes implicadas.

Rol de persona enferma: 

  • Con la edad aumenta el riesgo de perder autonomía y ello sitúa a la persona en una posición vulnerable y hace que tienda a dejar de hacerse responsable de sí misma, tenga más miedo al deterioro y deje en manos de los profesionales de la salud y de los servicios sociales su supervivencia. Mostrar a la persona que puede mantener cierto control sobre sí misma y que no depende exclusivamente de su enfermedad y de lo que la rodea es un objetivo prioritario.

Rol de cuidadores: 

  • La sociedad espera que la persona mayor asuma su rol de cuidador mientras pueda desde diferentes aspectos. Si se trata de un matrimonio, se espera que mientras vivan juntos uno sea cuidador del otro, aunque sufra algún tipo de deterioro físico que le dificulte esta tarea. Si la persona que tiene que jugar el papel de cuidadora es una mujer, todavía se le pide más presencia como cuidadora principal de la persona con falta de autonomía, aunque tenga que asumir tareas tradicionalmente desarrolladas por el hombre, como por ejemplo actividades de bricolaje y el control económico familiar. 
  • Lo mismo pasa, pero al revés, cuando es la mujer la que enferma. Entonces es el hombre el que debe asumir funciones tradicionalmente femeninas, como la responsabilidad de las tareas domésticas. Cuando uno de los miembros del matrimonio ingresa en una residencia, se espera del otro que lo cuide, lo visite y le haga compañía unas cuantas horas al día. 
  • Cuando el adulto mayor conserva un buen estado de salud, también se espera que ayude a los familiares que lo puedan necesitar, generalmente los hijos, y también que cuide sus propios padres si todavía viven. Con el aumento de la esperanza de vida, a menudo pasa que adultos mayores se tienen que hacer cargo de los nietos y también de sus propios padres, que están en la etapa de adulto avanzado y que tienen una pérdida de autonomía. También se da el caso que tengan que cuidar hijos con discapacidades. Estas personas pueden acabar siendo un grupo vulnerable, ya que asumir tareas de atención continuada puede representar una carga física y emocional que altera traumáticamente la vida cotidiana. 

OTROS ROLES:

  • La participación de los viejos en la sociedad y en la familia depende de diferentes factores. Por un lado, de factores individuales como por ejemplo el estado físico, la percepción que tienen de ellos mismos y su disponibilidad y ganas de participar. Y por el otro, de la información de que dispongan para colaborar y ofrecer su aportación a la sociedad. 
  • Hace años la participación de la persona mayor quedaba restringida al ámbito familiar. Actualmente actúa tanto dentro como fuera de la familia. En el ámbito familiar, la atención a los nietos, la ayuda económica a los hijos, la vigilancia de la casa de sus hijos cuando están de viaje, etc. Cuando la persona mayor asume estos roles, los jóvenes tienen más tiempo para trabajar y distraerse puesto que disponen de alguien que ofrece estabilidad a toda la familia. 
  • En el ámbito social la persona mayor puede participar en asociaciones, actividades de voluntariado, de ayuda a los vecinos, etc. Su aportación cada vez es más esperada y valorada positivamente, ya que a menudo contribuye al desarrollo social de forma desinteresada.
  • En este ámbito de participación, uno de los tipos de relación que se fomenta es la solidaridad intergeneracional. Este aspecto se trabaja para minimizar el impacto que ha provocado el cambio de modelos familiares: antes la persona mayor era una figura destacada en la familia; con las dinámicas actuales de las familias, las personas mayores han perdido protagonismo y el contacto entre niños y adolescentes y sus abuelos cada vez es menor. Con las actividades intergeneracionales se promueve el contacto de los mayores con los más jóvenes a través de la enseñanza de un oficio, del fomento de la lectura, de la enseñanza de la informática a las personas mayores por parte de los jóvenes, etc. Una red de relaciones con personas de todas las edades evita la segregación. Algunas instituciones socio sanitarias trabajan para que esta intergeneracional dad no deje de ser una realidad.
  • Podemos decir que existen un conjunto de roles que la sociedad considera que la persona mayor puede ejercer y, por lo tanto, los refuerza, mientras que otros son considerados inadecuados y no reciben el apoyo social necesario para que la persona mayor los asuma.
  • Los síndromes geriátricos no son considerados enfermedades, sino que son un conjunto de problemas que se presentan en la persona mayor y que la pueden desestabilizar. Son multifactoriales, tienen un curso crónico, un tratamiento complejo y disminuyen la autonomía de la persona. Se pueden presentar en todos los adultos mayores, pero con más frecuencia en los viejos frágiles, sobre todo en los que están hospitalizados e ingresados en centros. Cuando aparecen a menudo señalan la emergencia de problemas más graves y el empeoramiento de problemas de salud existentes. El abordaje de estos problemas tiene un tratamiento global en todas las dimensiones de la persona. La actuación preventiva y rehabilitadora tiene que ocupar un lugar preferente.

Los síndromes geriátricos más habituales son:



1. Demencia

2. Síndrome confusional agudo

3. Depresión

4. Trastornos del sueño

5. Polimedicación e iatrogenia

6. Dolor

7. Caídas

8. Inmovilidad

9. Úlceras por presión

10. Incontinencia urinaria

11. Estreñimiento

12. Malnutrición

13. Disfagia

14. Privación sensorial.

DEMENCIA:

  • Es un síndrome orgánico, adquirido, de etiología múltiple, que puede ser reversible o irreversible y que se caracteriza por alteraciones de las áreas cognitivas: atención-concentración, lenguaje, gnosias (capacidad de percibir y reconocer a las personas, animales y cosas por medio de los sentidos), memoria, praxias (capacidad de controlar los movimientos intencionados de forma voluntaria), funciones ejecutivas (capacitado de organizar, planificar i resolver conflictos), etc.
  • Estas alteraciones tienen que ser objetivables en la exploración neuropsicológica, persistentes durante semanas o meses y bastante intensas para interferir en las actividades cotidianas de la persona. El factor de riesgo más importante para sufrir una demencia es la edad. En los países occidentales la prevalencia de la demencia en los mayores de 65 años está entre el 5 % y el 10 %. A los 80 años la sufre un 30 % de la población aproximadamente. Muchas patologías pueden cursar con demencia. La etiología de un cuadro de demencia es muy amplia y variada.

SE PUEDEN CLASIFICAR EN:

  • Demencias degenerativas o primarias: De tipo cortical (enfermedad de Alzheimer, demencia con cuerpos de Lewy, demencia frontotemporal, etc.) y de tipo subcortical (parálisis supranuclear progresiva, enfermedad de Huntington, Parkinson-demencia, etc.).
  • Demencias secundarias: Vasculares (multiinfarto, isquémicas, etc.), de origen infeccioso (sida, etc.), de origen metabólico, de origen carencial (déficit de vitamina B12, déficit de ácido fólico, etc.), de origen tóxico (metales, alcohol, fármacos, etc.), entre otros.
  • Demencias combinadas o de etiología múltiple: Como la demencia mixta (mezcla de demencia primaria y vascular).

SE PUEDE SOSPECHAR LA APARICIÓN DE UNA DEMENCIA CUANDO LA PERSONA PRESENTA:

  • Alteraciones de la memoria (olvidar citas, hace la misma comida repetidamente, etc.).
  • Carece de autonomía para hacer las actividades instrumentales de la vida diaria (administrar el dinero, controlar la medicación, encargarse de la casa, etc.).
  • Trastornos del lenguaje (no encuentra la palabra adecuada, la sustituye por otra, etc.).
  • Desorientación en tiempo y espacio (se pierde, etc.).
  • Pobreza en el juicio (no es capaz de elegir la ropa adecuadamente).
  • Pobreza en el pensamiento abstracto (olvida el significado del dinero, etc.).
  • Se pierden cosas importantes o se guardan en lugares inapropiados (la plancha en la nevera).
  • Cambios inexplicables de la conducta y el humor (desconfianza, agresividad, risa exagerada, etc.).
  • Pérdida de la iniciativa y apatía.
  • Hay que hacer un diagnóstico correcto de la demencia porque algunas son reversibles y se puede confundir con otros trastornos como la depresión. El dato más significativo lo da una buena evaluación de las alteraciones cognitivas y su repercusión en la vida diaria de la persona tanto en el ámbito personal, familiar y social como en el laboral.
  • Mantener tanto la mente como el cuerpo activos ayuda a minimizar el impacto de la demencia. Puede ser útil hacer sopas de letras, crucigramas, sudokus, y realizar actividad física como caminar solo o en compañía, etc.

LA ENFERMEDAD DE ALZHEIMER:



Es la demencia degenerativa más común. Es de etiología desconocida. Tiene un inicio lento y progresivo, en que la persona pierde gradualmente las funciones cognitivas y sufre cambios afectivos. Se dice que la demencia es leve si la persona todavía conserva la capacidad de valerse por sí misma, moderada cuando necesita algún tipo de ayuda para las actividades cotidianas, y grave cuando requiere atención constante. Hay una escala muy utilizada para valorar el deterioro global que comporta la enfermedad en la persona, que es la escala GDS-FASTO de Reisberg, que clasifica las pérdidas causadas por la enfermedad en siete niveles, desde pérdidas leves de memoria a la pérdida total de la autonomía.
Cuidar a una persona con demencia es difícil y es importante apoyar a los cuidadores, sobre todo respecto a las conductas que hay que adoptar ante los problemas de comportamiento que presentan las personas con Alzheimer.
El tratamiento de la demencia es global, tanto farmacológico como no farmacológico. El tratamiento farmacológico se basa en fármacos específicos para la demencia y en fármacos que minimizan los problemas de comportamiento que pueden presentar las personas. El tratamiento no farmacológico tiene por objetivo mejorar la calidad de vida tanto de la persona como de su cuidador.
Las actividades tienen que adecuarse al grado de deterioro de la persona (ofrecer material visual, comunicación simple acompañada de gestos, etc.). Algunas de las terapias que más se utilizan como tratamiento no farmacológico son la psicoestimulación (técnica que tiene como finalidad la estimulación de las funciones mentales y retrasar el deterioro), la reminiscencia (técnica que tiene como objetivo pensar en recuerdos positivos y placientes y revivir emociones con la intención de aumentar la autoestima, favorecer la interacción social, etc.), la psicomotricidad (técnica en la cual la persona a partir del movimiento toma conciencia de sus capacidades motoras, cognitivas y relacionales), la musicoterapia(técnica que tiene como objetivo conectar con el mundo emocional, compartir recuerdos y emociones, facilitar la expresión, sentirse parte del grupo, etc.; al mismo tiempo, la música motiva con facilidad el trabajo del cuerpo y ayuda a hacer ejercicios de memoria), la arteterapia (técnica que utiliza la creación artística para facilitar la expresión y la resolución de emociones y conflictos emocionales o psicológicos) y la orientación en la realidad (técnica que se basa en la creación de un ambiente adecuado a lo largo del día en que la persona se sienta segura). El trabajo a partir de estas terapias se puede llevar a cabo tanto en la institución como en el domicilio.
También son muy importantes los grupos de apoyo para enfermos, familiares y cuidadores. Estos grupos favorecen espacios de solidaridad donde las personas que participan pueden compartir angustias similares. En estos espacios las personas se sienten cuidadas, respetadas y valoradas, y esto las ayuda a mejorar la autoestima y la confianza para seguir afrontando el día a día de la enfermedad.
Del mismo modo es interesante ofrecer a los familiares las direcciones de las asociaciones de afectados que existen en muchas comarcas. Las asociaciones suelen programar grupos de ayuda o charlas y ofrecer recursos, que son bien recibidos por los familiares, a menudo desorientados y con riesgo de agotamiento por la atención continuada que deben ofrecer a la persona enferma.

Síndrome confusional agudo o delirio (SCA)

  • Es una alteración orgánica del estado mental que se caracteriza por ser aguda y reversible. Es uno de los desórdenes cognitivos más importantes en el adulto mayor. Es multifactorial y de inicio brusco (entre horas y días), y produce un deterioro global con alteración de la conciencia, incapacidad para mantener la atención, cambios de humor, ciclo de sueño-vigilia interrumpido con la acentuación de la confusión durante la noche. Tiene un curso fluctuante a lo largo del día. La recuperación depende de un diagnóstico rápido y correcto. Es necesario conocer la capacidad cognoscitiva de la persona para detectar el delirio más rápidamente y hacer el diagnóstico diferencial con otros problemas de salud como la demencia y trastornos psicóticos.
  • A menudo es el primer signo de alerta de algún problema cerebral, puede ser la forma clínica de presentación de una enfermedad física grave o aparecer como la complicación de una enfermedad o de su tratamiento, como puede ser la intoxicación por algún medicamento.
  • La mayoría de los delirios mejoran con la eliminación o el tratamiento de la causa que los provoca. Si el diagnóstico es lento y el tratamiento incompleto, la recuperación será más lenta y puede aumentar la posibilidad de lesiones cerebrales permanentes.
  • Como es una afección común sobre todo en ambientes hospitalarios, es importante que las instituciones trabajen para crear ambientes adecuados que minimicen sus efectos, con el fin de aumentar la seguridad y la confianza de la persona enferma y mejorar los síntomas de la enfermedad de forma más ágil.

Se recomienda:

  1. Actuar para prevenir la aparición del delirio:
  2. Promover la orientación de la persona y minimizar los déficits sensoriales.
  3. Favorecer la presencia del cuidador si la persona está hospitalizada.
  4. Favorecer la entrada de personal específico, evitar los cambios constantes de personal sanitario en la habitación de la persona afectada por un SCA y no utilizar tonos de voz bruscos y autoritarios en la comunicación.
  5. Promover la movilidad precoz de la persona y la realización de las actividades cotidianas y familiares.
  6. La terapia de orientación a la realidad (técnica que se basa en la creación de un ambiente adecuado a lo largo del día en que la persona se sienta segura) puede ser una buena estrategia de los equipos de atención para minimizar los efectos del SCA.

DEPRESIÓN:

  • Es un trastorno del estado de ánimo en el cual los sentimientos de tristeza, pérdida, rabia o frustración van acompañados de manifestaciones físicas y trastornos cognitivos, y amenaza la globalidad de la persona. Afecta de manera significativa el funcionamiento mental, físico y social de la persona, e interfiere en la vida diaria y en la calidad de vida. A menudo la depresión se considera algo normal en una persona vieja y no se trata. Según la encuesta nacional del año 2006, el estado de ánimo normal de la persona vieja es el de estar bien y contenta.
  • En las personas mayores que viven en residencias, están hospitalizadas y sufren enfermedades crónicas e incapacidad, la depresión es más frecuente. Identificar un estado depresivo en el viejo puede ser difícil y fácilmente se puede confundir con una demencia, de la cual se tiene que diferenciar. Algunos de los factores de riesgo asociados a la depresión son: existencia de pérdida de autonomía y movilidad, tener una o más enfermedades crónicas, contar con menos de tres amigos o familiares cercanos, etc. Aceptar el tratamiento médico y psicoterapéutico es un primer paso para mejorar el estado depresivo.
  • Es importante el tratamiento preventivo para minimizar su impacto en la autonomía personal a través de intervenciones dirigidas a favorecer las estrategias de adaptación, como las que ayudan a modificar la percepción de la situación, y aumentar los recursos personales y sociales. Las actitudes negativas y pasivas, como creer que es normal que esté triste, no ayudan a mejorar la situación.

Recomendaciones:

  1. Modificar hábitos poco saludables y mantener hábitos de vida saludables, fomentar la autonomía y la capacidad para hacer frente a los problemas de salud, contar con apoyo social, llevar a cabo actividades agradables (musicoterapia, etc.), mantenerse activo, etc., son actividades que ayudan a minimizar la aparición de la depresión en el viejo.
  2. La educación y el asesoramiento tanto de la persona afectada como de su cuidador ayudan a comprender el origen de la depresión y a encontrar la forma de abordarla. Hay que utilizar los medicamentos correctamente y evaluar periódicamente sus efectos con el equipo de salud. La psicoterapia es beneficiosa, sobre todo la terapia cognitivo conductual.

Trastornos del sueño

  • Dormir es una función básica del organismo que sirve al cuerpo para descansar y recuperar energía. El patrón del sueño cambia, se vuelve más fragmentado y se modifica: el sueño ligero se alarga, mientras que el sueño profundo se acorta. La mayoría de las personas mayores duermen más que en otras etapas del ciclo vital (más de diez horas), un porcentaje más pequeño duerme menos de cinco horas diarias, y las siestas son más habituales.
  • La transformación de los hábitos sociales causada por la jubilación y la reducción de las responsabilidades sociales y laborales incide directamente en la calidad del sueño. Dormir es una cuestión de bienestar, los hábitos de dormir y reposar son muy variables de una persona a otra, es un concepto bastante subjetivo y por lo tanto es importante evaluar su calidad. Las alteraciones del sueño no forman parte del envejecimiento normal.
  • Los trastornos del sueño más comunes que se pueden dar son la apnea del sueño, que es una afección caracterizada por episodios de suspensión temporal de la respiración mientras se duerme; y el síndrome de las piernas inquietas, que es una sensación extraña en las piernas que hace que la persona las tenga que mover para aligerar el malestar y provoca que duerma mal y esté más soñolienta durante el día.
  • La alteración del sueño más habitual es el insomnio, que se caracteriza por la dificultad en conciliar el sueño, despertarse más durante la noche, despertarse muy pronto y tener la sensación que las horas dormidas han sido insuficientes. En una persona mayor puede ser motivo de hospitalización.
  • Las causas que provocan insomnio son de diferente índole: enfermedades, dolor, ansiedad, efectos secundarios de medicamentos, dormir mucho durando el día, ser más sensible a los cambios ambientales, necesidad de levantarse para orinar, etc. Las consecuencias de un reposo inadecuado son: fatiga, apatía, irritabilidad, dolor de cabeza y problemas de visión, de concentración, de coordinación y de equilibrio.

El insomnio se puede clasificar de varias maneras:

  • Según se sepa o no la causa que lo provoca: primario, o sea que no existe ninguna causa que lo justifique, y secundario, cuando los problemas para dormir están relacionados con otros factores como enfermedades, estrés, etc. El insomnio secundario influye de forma más negativa sobre el bienestar de la persona que el primario.

Según la duración:

  • Insomnio de corta duración: Dura un máximo de un mes y suele ser causado por situaciones estresantes más graves que en el insomnio transitorio (cambios de temperatura, ruidos, etc.).
  • Insomnio transitorio: Dura pocos días y desaparece. Suele ser debido a situaciones concretas (estrés persistente, alteración psiquiátrica, ruidos, etc.).
  • Insomnio de larga duración: Las causas no son claras y se mantiene más de un mes.

Según cuando se produce:

  • Insomnio inicial: Es la dificultad para conciliar el sueño.
  • Insomnio medio: La persona no tiene dificultades para dormirse pero se despierta varias veces durante la noche e incluso no vuelve a dormir.
  • Insomnio terminal: La persona duerme bien pero se despierta más temprano de lo normal.
  • El confort es una condición necesaria para propiciar el sueño: Conseguir este confort en casa puede ser más fácil que en un centro. Algunos medicamentos (como los diuréticos), sustancias como la cafeína, una enfermedad pulmonar obstructiva crónica y las situaciones de estrés pueden alterar el ritmo normal de sueño.

Recomendaciones:

  • Las recomendaciones van encaminadas a modificar los hábitos incorrectos para propiciar un sueño satisfactorio.

Algunas medidas para evitar la insomnio y minimizar la impacto son:

  • Identificar el motivo por el cual aparece el insomnio visitando el equipo de salud, que puede ayudar a resolver la situación.
  • Informar de los cambios normales del sueño en el envejecimiento para diferenciarlos de las alteraciones patológicas y promover medidas de higiene del sueño.
  • Evitar, en la medida de lo posible, obsesionarse con la dificultad de dormir porque puede hacer aumentar el insomnio.
  • Modificar los malos hábitos que se puedan haber adquirido con el tiempo utilizando técnicas de higiene del sueño es la alternativa terapéutica menos agresiva, y consiste en mejorar los aspectos de la vida diaria que pueden afectar al descanso nocturno.
  • Se pueden poner en práctica estrategias para mejorar el sueño como usar la cama sólo para dormir, evitar las siestas frecuentes, realizar actividad física cada día, pero no antes de ir a dormir, y evitar sustancias estimulantes por la noche (alcohol, cafeína).
  • Utilizar técnicas de relajación, visualización, etc.
  • Utilizar plantas medicinales como valeriana, melisa, tila, etc.
  • La terapia farmacológica es la más utilizada. Los viejos son un grupo de población que utiliza muchos somníferos de forma continuada. Esto puede llegar a ser contraproducente. Si son necesarios es interesante utilizarlos sólo de manera temporal. Se pueden combinar terapias farmacológicas y no farmacológicas para conseguir resultados más satisfactorios.  

Polimedicación e iatrogenia:

Los viejos son el grupo de población que más fármacos consume y el que sufre más efectos no deseados. Estos efectos son debidos sobre todo a las enfermedades, un empeoramiento del estado general, la malnutrición y la cantidad de medicamentos que toma la persona, lo que favorece la aparición de reacciones adversas e interacciones farmacológicas.

La propia evolución biofisiológica del cuerpo humano provoca una serie de modificaciones en el procesamiento y los efectos de los fármacos que son necesario tener en cuenta para disminuir las reacciones adversas. Por ello es importante conocer el estado de las funciones renal, hepática y digestiva de la persona a la hora de pautar la medicación. La dosificación se tiene que ajustar en función del peso, la edad y el estado general de salud de la persona.

La iatrogenia se refiere a las intervenciones que provocan efectos perjudiciales en la persona como por ejemplo el encamamiento derivado de la hospitalización o las reacciones adversas a los fármacos.

Se habla de poli medicación cuando se toman cinco o más medicamentos. A pesar de que la poli medicación sea justificada, puede llegar a ser desproporcionada, condiciona la aparición de iatrogenia y predispone al incumplimiento terapéutico. También aumenta la posibilidad de error y las interacciones entre fármacos. Cuando se llega a este estado, la iatrogenia puede aparecer por el hecho que se ha perdido el enfoque global de la persona y cada fármaco es prescrito de manera aislada, según los diferentes síntomas y enfermedades que aparecen, y habiendo perdido el punto de vista integral.

Se recomienda:

  1. Valorar la necesidad de los fármacos y evaluar la eficacia y los efectos adversos que pueden producir durante el tratamiento.
  2. Valorar el cumplimiento farmacológico e identificar la causa del no cumplimiento: falta de memoria, falta de conciencia de la enfermedad, falta de apoyo social para cumplir la terapia recetada, poca destreza manual, etc.
  3. Tener en cuenta las condiciones físicas, psíquicas, sociales y culturales de la persona e informar del uso correcto de los medicamentos y sus reacciones a la persona que los tiene que tomar y a su cuidador (si tiene), para facilitar su correcta administración.
  4. Favorecer el uso correcto de los medicamentos: las dosis, la forma de administración más adecuada (sobres, pastillas, etc.), los horarios, la conservación y las interacciones. Utilizar estrategias para recordar cuándo hay que tomarlos. Conseguir una buena aceptación del tratamiento facilita el manejo de las enfermedades.
  5. Evitar guardar los medicamentos que ya no se utilizan o no forman parte del régimen terapéutico para impedir que se tomen por error.
  6. Comprobar que la persona tiene capacidad para tomar de manera autónoma el medicamento prescrito valorando periódicamente su capacidad de comprensión, de escuchar, la agudeza visual y la habilidad manual para coger el fármaco.
  7. Detectar las reacciones adversas a los medicamentos y notificarlas al equipo de salud o al farmacéutico. En el viejo, estas reacciones se pueden manifestar de forma diferente a los adultos y pueden provocar incontinencia urinaria, inmovilidad, caídas, síndrome confusional agudo, alteración del sueño, etc.
  8. Utilizar remedios no farmacológicos que ayuden a mejorar y paliar el malestar y reduzcan el consumo de fármacos y sus efectos secundarios.
  9. Utilizar medicinas alternativas (acupuntura, homeopatía) y terapias complementarias como métodos alternativos o complementarios que ayuden a mejorar y paliar el malestar.

DOLOR:

La Asociación Internacional para el Estudio del Dolor define el concepto de dolor como una sensación y experiencia emocional desagradable, asociada con daño tisular real o potencial o descrita en términos de esta lesión.

Cuando aparece el dolor es para avisar de que algo va mal dentro del organismo, pero cuando se convierte en crónico puede perder su sentido protector y convertirse en un problema en sí mismo, provocar malestar y dificultar la autonomía.

Según la Organización Mundial de la Salud el dolor crónico se ha convertido en una epidemia, la epidemia silenciosa del siglo XXI, puesto que sus consecuencias para la calidad de vida de la persona que lo sufre son importantes.

Las quejas de dolor aumentan con la edad y muchos problemas de salud habituales de este ciclo de la vida cursan con dolor, como las afecciones musculoesqueléticas, cancerosas y cardiovasculares. Como es un síntoma subjetivo e influido por la cultura (conjunto de tradiciones (literarias, historico, sociales y científicas) y de formas de vida (materiales y espirituales) de un pueblo, de una sociedad o de toda la humanidad),  su evaluación se hace difícil, y en consecuencia su gestión puede ser inadecuada a las necesidades reales.

Debido al mismo proceso de envejecimiento, a la polimedicación, a la pluripatología, etc., el control del dolor puede ser complejo. En personas que sufren dificultades de comunicación (demencia, afasia, etc.), esta gestión todavía se hace más complicada, puesto que a menudo las formas de manifestación del dolor son poco claras (agresividad, pérdida de hambre, confusión, etc.) y la persona no puede manifestar el dolor de forma explícita.

Existe el dolor agudo y el dolor crónico. El dolor agudo dura menos de seis meses y desaparece cuando el problema que lo ha causado lo hace (fracturas, infecciones, etc.). El dolor crónico se instaura más de seis meses y su solución no es previsible, ha perdido su función protectora y puede llegar a ser más invalidante que la propia enfermedad, es prevalente en el viejo, se asocia a enfermedades crónicas, y predispone a la aparición de pérdida de autonomía y a la aparición del síndrome de inmovilidad.

Los dos tipos de dolor pueden coexistir en la misma persona. Hay diferentes tipos de dolor crónico, como por ejemplo el dolor oncológico causado por una enfermedad oncológica de base; el dolor musculoesquelético, en que la persona sufre dolor muscular o articular; y el dolor neuropático, que suele ser debido a enfermedades que cursan con neuropatías como la diabetes.

Las repercusiones funcionales, psicológicas y sociales son importantes, por lo cual es prioritario intentar controlar, disminuir y paliar el dolor. Conocer y utilizar las diferentes terapias farmacológicas y no farmacológicas para abordarlo e individualizar el tratamiento puede ayudar a la persona que lo sufre y a las que conviven con ella a adaptarse de forma que el dolor se limite al mínimo en el día a día. El dolor no tiene que impedir la participación social de la persona, todo lo contrario, cuando la persona ocupa su tiempo en actividades que le gustan se palian sus efectos y disminuye la sensación de dolor.

Se recomienda:

  1. Identificar la causa del dolor, porque a veces el dolor enmascara situaciones de angustia, soledad y depresión. La persona se siente rabiosa con sí misma porque no está bien y necesita ayuda, lo que agrava el malestar y el dolor.
  2. Valorar los cambios en la vida de la persona desde que tiene dolor, como la limitación del movimiento, la pérdida de autonomía para las actividades cotidianas, la aparición de ansiedad y depresión, la disminución de contactos con familiares y amigos, y la actuación para rehacer su actividad.
  3. Combinar el tratamiento farmacológico y el no farmacológico (acupuntura, masajes) para controlar el dolor y disminuir la dosis del fármaco, y por lo tanto los efectos secundarios.
  4. Utilizar el mínimo de fármacos posible, empezando con dosis pequeñas y elevándolas con precaución, haciendo un seguimiento y una evaluación de la eficacia del tratamiento farmacológico, puesto que los fármacos utilizados pueden provocar importantes efectos indeseables.
  5. Utilizar diferentes técnicas complementarias no invasivas (técnicas de relajación, visualización y meditación, etc.), que ayudan a tener pensamientos positivos y a mitigar el dolor. Si el dolor aumenta o aparecen irritaciones en la piel es necesario interrumpir la técnica utilizada.
  6. Conocer y utilizar programas de educación para la persona afectada de dolor y sus familiares que incluyan estrategias para mantener la calidad de vida: mantener actividades que motiven y distraigan como gimnasia, conversaciones, terapia de la risa, bailes, etc. Adaptar el entorno físico y social de la persona que sufre dolor para minimizar sus efectos nocivos y asegurar que sea tranquilo.

CONSEJOS DE SALUD: DOLOR

Caídas:

Las caídas durante esta etapa del ciclo vital son frecuentes y pueden conllevar una alteración considerable del estilo de vida de la persona. Son la segunda causa mundial de muerte por lesiones accidentales no intencionadas. Las personas mayores de 65 años son las que tienen más caídas mortales.

La OMS define las caídas como sucesos involuntarios que hacen que la persona pierda el equilibrio y que el cuerpo impacte con el suelo o con otra superficie.

Las caídas provocan muchas fracturas y la mayoría de las hospitalizaciones por problemas traumatológicos. Tienen dos tipos de origen: las de origen intrínseco, que se asocia a los cambios relacionados con la edad; la prevalencia de problemas de salud (artritis, neuromusculares, etc.); el número, tipo y interacciones de los fármacos que toma la persona, y a problemas podológicos, de equilibrio, debilidad muscular, etc.

Las de origen extrínseco se asocian a factores ambientales del domicilio, como una iluminación inadecuada, las escaleras, suelos resbaladizos y obstáculos; y a factores ambientales de fuera de casa, como calles mojadas, la dificultad de acceso a autobuses y edificios, cambios de iluminación, etc. Es importante identificar las causas de las caídas para prevenirlas. El momento con más riesgo de caer es cuando la persona está cambiando de posición.

Hay diferentes tipos de caídas: accidentales (tropiezo, desmayo, pérdida de fuerza inexplicable en las piernas, etc.), repetidas (por la presencia de enfermedades que favorecen las caídas, por el uso de algunos fármacos, disminución de los sentidos, etc.) y prolongadas (la persona está más de 20 minutos en el suelo sin poder levantarse).

Las consecuencias de las caídas son físicas, psicológicas y sociales. En cuanto al estado físico, cuando la persona necesita reposo después de la caída pueden presentarse complicaciones a causa de la inmovilización, que pueden ser más peligrosas que la propia caída; también es habitual el dolor, la impotencia funcional, etc.

En cuanto al ámbito psicológico, la persona mayor puede experimentar ansiedad a causa de la pérdida de confianza después de una caída, puede tener miedo a salir y preferir estar muchas horas sentada, es el llamado síndrome post caída, en el que el miedo limita a la persona mayor.

En cuanto a las consecuencias sociales, la persona puede necesitar más ayuda y compañía para evitar otras caídas, incluso puede ser necesaria la institucionalización. También puede aparecer un sentimiento de sobreprotección por parte de la familia para evitar que la persona vuelva.

Se recomienda; antes de la caída:

  1. Conocer a la persona con riesgo elevado de caerse y buscar el origen de las caídas.
  2. Llevar ropa cómoda que no dificulte los movimientos.
  3. Utilizar mecanismos de seguridad como barandillas, calzado adecuado, bastón adecuado, etc.
  4. Acondicionar el lugar de vida de la persona para minimizar el riesgo de caídas: colocar barras para agarrarse en la bañera y pasamanos en las escaleras, señalizar peldaños, evitar alfombras y cables en el suelo, etc.
  5. Enseñar a caerse: protegerse la cabeza si la persona piensa que se puede caer, doblar las rodillas para estar más cerca del suelo, mantener la calma e intentar caer de culo. Una vez en el suelo, se debe intentar avanzar hacia un lugar seguro e intentar ponerse de pie y sentarse.

Después de la caída:

  • Ofrecer apoyo y comprensión a la persona que ha caído con el objetivo de disminuir el miedo a llevar a cabo las actividades cotidianas. Es importante tener una actitud tranquila de acompañamiento, revisar posibles lesiones físicas antes de levantar la persona, retirar los objetos que molestan en el momento de levantarse y evitar movimientos bruscos si la persona se levanta.
  • Moverse tan pronto como sea posible después de la caída para evitar la inmovilidad, dando paseos en compañía y ejercicio físico.
  • Conocer la disponibilidad de las personas de la red social para identificar los recursos disponibles si la persona pierde autonomía después de la caída para llevar a cabo las actividades de vida.

Fracturas:

Una de las consecuencias más temidas de las caídas son las fracturas. Con la fractura aparece la pérdida de movilidad y la dificultad o imposibilidad para llevar a cabo las actividades cotidianas. Las fracturas pueden ir acompañadas de dolor que interfiere en la capacidad de concentrarse y dificulta la movilidad. Si la fractura tiene pocas consecuencias, la persona estará inmovilizada unos días y con la ayuda de recuperación funcional posiblemente recuperará buena parte de la movilidad que tenía antes de la caída. A veces, pero, la recuperación no es posible y puede ser necesario el ingreso temporal o permanente en un centro de la persona por la incapacidad de poder vivir como lo hacía hasta el momento previo a la caída.

Inmovilidad:

Moverse en el entorno es una actividad esencial de la vida de la persona. Mantener la capacidad de coordinación, agilidad, flexibilidad, equilibrio, fuerza y resistencia es indicativo de una buena forma física que ayuda a evitar la inmovilidad. El deterioro de la movilidad es el problema más frecuente en personas mayores que tienen que ser hospitalizadas y en las que están ingresadas en residencias. Socialmente la inmovilidad tiene importantes repercusiones sanitarias, económicas y familiares, y es uno de los factores que puede hacer decidir el ingreso de la persona en un centro.

Existen causas fisiológicas, relacionadas con enfermedades ambientales y sociales, que explican el síndrome de inmovilidad. Algunas de estas causas fisiológicas son: dolor, disminución de la fuerza y de la masa muscular, malnutrición,  anemias, alteraciones visuales y auditivas, reposo prolongado en la cama, miedo a caer, efectos adversos a los medicamentos, sujeciones, etc.

Y enfermedades que favorecen su aparición como las del sistema musculoesquelético (artritis, osteoporosis); problemas neurológicos (enfermedad de Parkinson, ictus, demencias); y enfermedades cardiorrespiratorias, como la enfermedad pulmonar obstructiva crónica. Existe otro grupo de causas que pueden influir en la aparición de la inmovilidad que están relacionadas con el lugar donde se vive (obstáculos, escaleras, suelos resbaladizos, programas limitados de actividades físicas y sociales, etc.), con una actitud pasiva por parte de la persona que la sufre, y con una actitud pasiva y sobreprotectora de los cuidadores que para impedir caídas evitan que la persona se mueva.

Cuando la inmovilidad se presenta de manera aguda se tiene que considerar una urgencia, ya que generalmente esconde la existencia de enfermedades y problemas que comprometerán la vida y la capacidad funcional de la persona, y que, si se abordan pronto y correctamente, pueden ser reversibles. Cuando la inmovilidad ya está instaurada, evoluciona y desencadena una cascada de consecuencias a menudo más graves que las causas desencadenantes.

Las consecuencias de la inmovilidad aparecen en todo la organismo, y son una amenaza para todos los sistemas del cuerpo (pérdida de juego articular, pérdida de masa y fuerza muscular y ósea, problemas cardiovasculares como la aparición de trombosis, problemas respiratorios, desequilibrio metabólico, problemas urinarios y más vulnerabilidad a las infecciones, estreñimiento, llagas por decúbito, insomnio, etc.). En los aspectos psicosocial y cultural la inmovilidad es un riesgo para sufrir depresión, aislamiento social y ansiedad, con consecuencias asociadas como una baja autoestima, apatía, irritabilidad, tristeza, dificultades de concentración, etc.

Se recomienda:

  1. Las actitudes de las personas cuidadoras son capitales para prevenir y minimizar el impacto de la inmovilidad. Es necesario que conozcan las consecuencias de la inmovilidad y la manera de evitarla y retrasarla.
  2. Enseñar a la persona y a sus cuidadores las intervenciones necesarias para evitar la inmovilización prolongada.
  3. Abandonar la cama lo antes posible. El paso de la posición de decúbito a la sedestación (estar sentado) y a la bipedestación (estar de pie) se tiene que hacer progresiva y paulatinamente.
  4. Valorar la necesidad de ayudas técnicas y adaptaciones para caminar y para el hogar.
  5. Si la persona tiene que mantener la inmovilidad hay que tener presente los cuidados específicos siguientes: prevenir las úlceras de la piel, hidratar la piel y hacerle masajes, mantener cambios posturales, hacer una buena higiene y mantener la cama limpia y sin arrugas, asegurar una dieta adecuada, prestar atención a la posición de la persona, mantener la alineación corporal y realizar movimientos articulares activos y pasivos.

Úlceras por presión:

La úlcera por presión es un problema de salud importante. Es la lesión que aparece en una zona de tejido blando que ha sido comprimida entre dos planos duros: uno son las prominencias óseas de la misma persona y el otro una superficie externa. No afecta sólo a la piel sino también a los tejidos subyacentes. Hay dos factores indispensables para su aparición: la presión y el tiempo de exposición a esta presión. La presión mantenida provoca un colapso en los vasos sanguíneos encargados de nutrir la piel, y si esta situación de falta de riego sanguíneo se prolonga determinará la aparición de la úlcera, que será más o menos profunda y extensa. La presión ejercida en el cuerpo no es uniforme, sino que se concentra en las zonas de apoyo y en las prominencias óseas.

Zonas de úlceras por presión:

La inmovilidad es el principal factor de riesgo para la aparición de úlceras por presión. Otros aspectos como la malnutrición, la piel seca y frágil, y problemas circulatorios son circunstancias favorecedoras.

Las úlceras por presión presentan diferentes estadios. El grupo español GNEAUPP (Grupo Nacional para el Estudio y Asesoramiento de Úlceras por Presión y Heridas Crónicas) los define así:

Estadio I:

  • Alteración observable en la piel íntegra, relacionada con la presión, que se manifiesta por un eritema (enrojecimiento) cutáneo que no se vuelve blanco cuando se presiona; en pieles oscuras, puede presentar tonos rojos, azules o morados.

Estadio II:

  • Pérdida parcial del grosor de la piel que afecta a la epidermis, la dermis o a las dos. Úlcera superficial que tiene aspecto de ampolla o cráter superficial.

Estadio III:

  • Pérdida total del grosor de la piel que implica lesión o necrosis (muerte) del tejido subcutáneo, que puede extenderse hacia abajo. Pueden presentarse lesiones con cavernas, tunelizaciones o trayectos sinuosos.

Estadio IV:

  • Pérdida total del grosor de la piel con destrucción extensa, necrosis (muerte) del tejido o lesión en músculo, hueso o estructuras de sostén (tendón, cápsula articular, etc.). Pueden presentarse lesiones con cavernas, tunelizaciones o trayectos sinuosos.
  • El tratamiento más eficaz para las úlceras es la prevención. La prevención se consigue valorando el riesgo de desarrollar una úlcera por presión, manteniendo un buen estado general de la persona vieja, velando para que tenga una correcta nutrición, hidratación y estimulación, controlando las enfermedades, cuidando la piel con una higiene y limpieza correcta cada día, reduciendo la presión a través de materiales específicos y de medidas generales, y con una buena educación a los cuidadores tanto los profesionales del equipo asistencial como los cuidadores informales de la persona que corre el riesgo de ulcerarse.

Se recomienda:

  1. Observar la piel y las zonas de prominencias óseas donde es más fácil que aparezcan las úlceras. Si aparecen enrojecimientos de la piel, ampollas o puntos negros (necrosis) es importante avisar al equipo de salud.
  2. Llevar a cabo una correcta higiene de la piel a diario evitando productos que la resequen, utilizando jabón de pH igual al de la piel, secándola minuciosamente por contacto y manteniéndola muy hidratada, prestando atención a las zonas de pliegues. Si la persona presenta incontinencia fecal o urinaria y utiliza pañales, se tendrá especial cuidado en evitar que la piel en contacto con el pañal se macere por la humedad.
  3. Cambiar de postura cada dos horas, sobre el plano duro (cama, silla, etc.). También se pueden utilizar dispositivos como colchones de aire y almohadas antiescaras, que hacen de amortiguadores de la presión, pero que en ningún caso sustituyen a los cambios posturales. Si la persona puede moverse un poco hay que animarla a que lo haga y no esté siempre en la misma postura.

Incontinencia urinaria:

Es la pérdida involuntaria de orina en cualquier momento. Los síntomas pueden variar desde una pérdida de orina leve a una pérdida total de control de la vejiga urinaria. Es un síndrome multifactorial que se presenta frecuentemente en el viejo. Puede ser un proceso agudo o crónico. La incontinencia aguda generalmente es debida a una enfermedad intercurrente como una infección urinaria o a reacciones adversas a medicamentos, y puede convertirse en crónica.

LA INCONTINENCIA CRÓNICA SE CLASIFICA EN:

Incontinencia urinaria de esfuerzo:

  • La pérdida de fuerza de los mecanismos esfinterianos provoca un goteo de pequeñas cantidades de orina porque no se puede compensar el aumento de fuerza que se hace al reír, toser, etc. Es frecuente en mujeres de menos de 75 años. Las causas más habituales son el prolapso vaginal (como los tejidos de apoyo de la región inferior de la pelvis están debilidades, las paredes vaginales caen hacia el interior de la vagina y hacia abajo) y la debilidad del esfínter.

Incontinencia urinaria de urgencia:

  • Es la pérdida de orina por la incapacidad de retrasar el vaciado de la vejiga lo suficiente para llegar al baño una vez la persona se da cuenta de la urgencia de orinar. Es la más común en los viejos, sobre todo en los hombres, y suele ser producida por problemas en la regulación del sistema nervioso, la obstrucción mecánica del tracto urinario como tumores o cálculos, etc.

Incontinencia urinaria por rebosamiento:

  • Es la pérdida de pequeñas cantidades de orina asociadas a una excesiva distensión de la vejiga cuando no se vacía completamente. Suele ser debida a una obstrucción anatómica (próstata, estenosis uretral). Puede producir retención urinaria e infecciones recurrentes. La sensación de plenitud vesical suele estar deteriorada.

Incontinencia urinaria funcional:

  • No hay una alteración del sistema genitourinario y se debe a la incapacidad física o falta de ganas para ir al baño a tiempo. Las causas más comunes para su aparición son el deterioro de la movilidad y de la función cognitiva, la dificultad de acceso al baño, la falta de cuidadores y trastornos como la depresión.

Incontinencia urinaria total:

  • Es la falta completa de control sobre la micción. Suele ser debida a la lesión del esfínter o a la demencia grave.
  • La incontinencia urinaria tiene efectos físicos, como la aparición de lesiones en la piel (úlceras, erosiones) e infecciones; psicológicos, como ansiedad, frustración, depresión, restricciones en la actividad sexual, y sociales, la persona puede aislarse quedándose en casa. Los costes sanitarios que genera son importantes, y a veces puede ser causa de ingreso de la persona en un centro por la dificultad de gestión del problema que presentan tanto la persona como la familia o los cuidadores.
  • El tratamiento depende del tipo de incontinencia: tratamiento farmacológico, cirugía, estimulación eléctrica, etc. A veces ninguna de estas técnicas pone remedio al problema, y entonces es necesario que la persona se adapte a esta dificultad, aprendiendo a gestionar la incontinencia de forma que pueda mantener al máximo su bienestar y dignidad alterando lo menos posible sus actividades cotidianas. A menudo la persona mayor no puede conducir la situación autónomamente y es necesaria la ayuda de un cuidador.

Se recomienda:

  1. Identificar el tipo de incontinencia que tiene la persona y valorar su tratamiento.
  2. Valorar el estado funcional y cognitivo, como por ejemplo el estado de los pies (uñas largas, juanetes, etc., que dificulten la movilidad), la movilidad de las manos y el uso de ropa apropiada, para poder acceder al baño, y proponer intervenciones adecuadas.
  3. Valorar el contexto ambiental, como la presencia de barreras arquitectónicas que dificulten la llegada al baño.
  4. Hacer ejercicios de suelo pélvico para fortalecer la musculatura de la base de la pelvis, sobre todo en incontinencias de esfuerzo y de urgencia.
  5. Conocer y utilizar los recursos necesarios para controlar la incontinencia: de los diferentes dispositivos para la gestión de la incontinencia urinaria se tendrá que escoger el más adecuado para la persona (pañales, catéteres), establecer un horario para ir al baño, cuidar la piel para prevenir la maceración, utilizar ropa fácil de manipular, etc.
  6. Cuando la persona presenta una falta de autonomía hay que valorar la ayuda que recibe o puede recibir de la familia y los cuidadores para acceder al baño.
  7. Dar apoyo emocional y formación a la persona y a la familia para la gestión de la incontinencia.

Estreñimiento:

  • Es la alteración del patrón intestinal normal, en que hay un descenso de la cantidad de movimientos intestinales, con una evacuación dolorosa, difícil e incompleta. Las heces suelen ser duras y secas, y se acumulan en el colon descendente. Si le provoca molestias y es consciente del problema, la persona se queja y está preocupada. Es un síndrome común en la vejez. El estreñimiento puede ser agudo, cuando se presenta como síntoma de una obstrucción intestinal aguda, y crónico.
  • Las personas que tienen más riesgo de tenerlo de forma crónica son las que sufren inmovilidad, toman medicamentos que pueden producir estreñimiento, tienen una aportación insuficiente de líquidos y fibra de la dieta, tienen enfermedades del sistema nervioso central, tienen estrés emocional, etc. La complicación más importante es la impactación fecal o fecaloma, que produce malestar y ansiedad. El fecaloma es la acumulación de heces duras y compactas que la persona no puede expulsar por sí sola, y necesita ayuda para hacerlo. Las heces se extraen con enemas y manualmente.

Recomendaciones

  1. Es importante prevenir el estreñimiento, y cuando existe prevenir las complicaciones. La persona tiene que poder evacuar sin dificultad y al ritmo que corresponde a su normalidad (porque el ritmo de evacuación varía de una persona a otra). Comer alimentos ricos en fibra, hidratarse correctamente, hacer ejercicio y recibir masajes abdominales u otras terapias complementarias como la reflexoterapia, y, si es necesario, tomar la medicación adecuada al tipo de estreñimiento, pueden ser soluciones al problema.

Malnutrición:

Es la falta de nutrición necesaria para el buen funcionalmente del organismo que provoca un estado no adecuado a las necesidades de la persona. Puede ser debida a un desequilibrio entre la aportación de nutrientes y las necesidades de la persona, y también a que el organismo utilice de manera inadecuada los nutrientes que recibe. En los viejos provoca un deterioro rápido del sistema inmunitario y favorece la aparición de enfermedades.

La pérdida de peso es el indicador más sencillo de malnutrición calórica, pero a veces es difícil detectarla en la persona vieja con problemas de salud que está encamada. El peso y la talla permiten calcular el índice de masa corporal (IMC) y compararlo con tablas ajustadas para la población vieja. (IMC < 21 indica peso bajo, e IMC < 17, malnutrición). También puede haber malnutrición en las personas obesas.

Los factores que favorecen su aparición son los cambios fisiológicos del envejecimiento, la disminución del sentido del gusto por pérdida de papilas gustativas y del olfato, la sensación de saciedad, la existencia de enfermedades asociadas que disminuyen la apetencia por la comida, el uso de fármacos que provocan pérdida de apetito, la pérdida de piezas dentales, la dificultad de visión, el dolor articular, las dificultades para ir a comprar y trastornos del estado de ánimo que hacen perder el apetito como la soledad, la tristeza y el aislamiento social.

Las consecuencias de la malnutrición son diversas: la pérdida de peso y masa grasa, la alteración de la respuesta inmunológica con más incidencia de infecciones y enfermedades, la pérdida de fuerza muscular, sarcopenia (reducción excesiva de la masa magra corporal), el aumento del riesgo de caídas y fracturas, astenia, depresión, el aumento del riesgo de intoxicación farmacológica, deterioro cognitivo, etc. El tratamiento se basa en modificar la dieta habitual, intervenir sobre los factores ambientales y de la persona, y utilizar suplementos. La vía principal de elección para tomar la alimentación y los suplementos es la oral. La vía enteral (alimentación por una sonda que va directamente al estómago o al intestino delgado) está indicada cuando la ingesta oral no es posible. La vía parenteral (administración de los nutrientes por vía venosa a través de catéteres específicos) se utiliza en último término y de forma transitoria.

Recomendaciones

  1. El control del estado nutricional permite detectar los problemas y prevenir estados de desnutrición que favorecen una peor evolución del estado de la persona. El objetivo es mantener una ingesta correcta en cuanto a calorías totales y requerimientos nutricionales de cada persona.
  2. El método del plato en la vejez

HAY ENFERMEDADES DE TODO TIPO

Algunas de las enfermedades crónicas más habituales son:

Enfermedad de Parkinson: 

Es un trastorno neurológico degenerativo y crónico del cual no se conoce la causa. Es diferente del temblor esencial que sufren muchas personas mayores. Se manifiesta con temblor en las dos manos por igual, y puede ir acompañado de temblor de la cabeza y de la voz.

A medida que aumenta la edad aumenta el riesgo de sufrir la enfermedad de Parkinson. Afecta a las zonas del cerebro que se encargan de la coordinación, el movimiento, el equilibrio, el tono muscular y la postura. Se caracteriza por el temblor, sobre todo cuando la persona está en reposo; la bradicinesia o lentitud de movimientos, tanto de los voluntarios (vestirse, escribir, etc.) como de los involuntarios (parpadear, balancear los brazos al andar, etc.); la rigidez muscular, que hace perder la flexibilidad para mover las extremidades; la tendencia a caer hacia atrás y los trastornos del equilibrio, que se detectan en la marcha a pequeños pasos; la inexpresión facial; el tono de voz bajo, con dificultad para expresarse; la dificultad para masticar y tragar; los problemas para dormir; la preocupación y la irritabilidad, etc.

Las manifestaciones de la enfermedad de Parkinson pueden interferir en todas las actividades de la vida diaria. Varían de una persona a otra, pueden aparecer aisladas o combinadas.

Los neurólogos Hohen i Yhar establecen cinc estadios que marcan el progreso de la enfermedad:

No hay signos de la enfermedad.

Enfermedad exclusivamente unilateral (afecta a la mitad del cuerpo).

Afectación bilateral sin alteración del equilibrio.

Afectación bilateral de leve a moderada. Inestabilidad postural pero la persona mantiene la autonomía.

Incapacidad grave. Aunque la persona es capaz de andar y estar de pie sin ayuda.

La persona debe estar en una silla de ruedas o en la cama. Necesita ayuda para todo.

La enfermedad de Parkinson tiene un tratamiento farmacológico y un tratamiento no farmacológico. En algunos casos puede estar indicada la cirugía. Si hay una buena tolerancia al tratamiento farmacológico hay una mejora de los síntomas. Es importante administrar la medicación prescrita de forma correcta y estar al tanto de los posibles efectos secundarios para poder reajustarla.

Ictus:

Es una alteración neurológica aguda y repentina de origen circulatorio que altera de manera transitoria o definitiva el funcionamiento de una o varias partes del encéfalo y que dura más de 24 horas. Puede tener un inicio repentino y masivo o desarrollarse lentamente en el tiempo. Los signos y síntomas clásicos de un ictus son alteraciones de las funciones sensoriales, hemiplejia (parálisis de una mitad del cuerpo), hemianopsia (pérdida de la mitad del campo visual), incontinencia, disartria (dificultad para articular las palabras por una lesión del sistema nervioso central y periférico), disfagia, etc.

La persona que la sufre experimenta el proceso de duelo que supone afrontar la pérdida de la función de una parte de su cuerpo. Identificar si la persona y sus cuidadores comprenden la dimensión del problema y pueden hacer frente a las necesidades que aparecen es crucial para ofrecer una atención correcta.

Cataratas:

Las cataratas consisten en la opacidad anormal del cristalino y son una consecuencia normal de la evolución biofisiológica del envejecimiento. Según el lugar del cristalino donde se sitúa esta opacidad, se presentarán unas dificultades u otras y también variarán las conductas compensadoras de la persona.

Algunas enfermedades, como por ejemplo la diabetes o el hipotiroidismo, y algunos fármacos pueden favorecer su aparición. Algunas de las manifestaciones que provocan son: una distorsión de la imagen que hace que las líneas rectas parezcan curvas, la disminución progresiva e indolora de la visión, dificultades para ver de cerca, la fatiga ocular, alteraciones en la percepción del color, el aumento de la sensibilidad a la luz, la irritabilidad por la pérdida de visión, etc.

La cirugía está indicada cuando, a pesar de las gafas, no hay mejora para realizar las actividades normales.

Protegerse con gafas de sol de la exposición de los rayos ultravioletas es una manera de prevenir y retrasar la formación de cataratas.

Hay que planificar las intervenciones para que no se produzcan los accidentes que pueden derivar de la pérdida de visión, y evitar el aislamiento social movilizando sistemas de apoyo familiares y vecinales, y buscando asesoramiento en asociaciones como la ONCE.

Glaucoma:

Es un aumento anormal de la presión intraocular. Existen dos tipos de glaucoma: el de ángulo abierto y el de ángulo cerrado. El de ángulo cerrado es una afección aguda que requiere una intervención quirúrgica para evitar la ceguera. El glaucoma de ángulo abierto es una afección irreversible, crónica, insidiosa y silenciosa, y es la forma más común de glaucoma.

Con la disminución de la visión, la persona puede tener dificultades para tomar la medicación correctamente, hacerse la comida, realizar actividades de ocio, etc. Hay que planificar las intervenciones y así evitar los accidentes que puedan derivar de la pérdida de visión y el aislamiento social movilizando sistemas de apoyo familiares y vecinales, y buscando asesoramiento en asociaciones como la ONCE.

EPOC:

Este término describe la enfermedad pulmonar obstructiva crónica, que incluye la bronquitis crónica, el asma y el enfisema, que son enfermedades que cursan con una obstrucción irreversible del flujo aéreo. Es una enfermedad frecuente en la vejez, crónica, con una evolución progresiva si la agresión que la causa se mantiene.

Fumar y la inhalación continuada de tóxicos o sustancias irritantes son los principales factores de riesgo para que aparezca. Las manifestaciones más comunes son: la expectoración (excepto en las personas que sufren enfisema, que raramente expectoran) y la disnea ante ejercicios moderados o mínimos.

A medida que la enfermedad avanza las personas afectadas son más susceptibles de tener sobreinfecciones respiratorias, insuficiencia cardíaca congestiva, malnutrición, depresión y un deterioro del estado general.

El tratamiento pasa por dejar el tabaco (si la persona es fumadora), apartarse de ambientes con sustancias tóxicas que dificulten la respiración, realizar ejercicios de fisioterapia respiratoria, mantener una nutrición e hidratación adecuadas y administrar fármacos y oxigenoterapia cuando sea necesario.

Osteoartritis:

Es una enfermedad degenerativa del cartílago articular y es el tipo de artritis más común en el viejo. Su inicio es gradual y su progresión lenta. Se manifiesta con dolor cuando se hace el movimiento, limitaciones del movimiento e hipertrofias óseas. 

Artritis reumatoide:

Es una enfermedad sistémica del tejido conectivo que se manifiesta principalmente en forma de trastorno articular. Conduce a una deformidad articular incapacitante.

La osteoartritis y la artritis reumatoide son muy invalidantes. El dolor, las limitaciones del movimiento, la fatiga y la depresión que se asocian a estas enfermedades pueden deteriorar la capacidad de la persona para mantener su autonomía en las actividades cotidianas.

Con el tratamiento se quiere aliviar el dolor que pueden producir, preservar la función articular y disminuir la fatiga. Los medicamentos, los programas de ejercicios personalizados y los aparatos de ayuda para la movilidad son algunas de las intervenciones que se pueden realizar. También hay que valorar la posibilidad de un tratamiento quirúrgico.

Valorar la motivación de la persona y los recursos ambientales de que dispone es necesario para determinar el plan de actuación. 

Osteoporosis:

Es el trastorno metabólico óseo más común, y se caracteriza por un descenso anormal de la masa ósea. Afecta sobre todo a las mujeres postmenopáusicas y es un factor de riesgo importante para sufrir fracturas. Las fracturas osteoporóticas más habituales son la de la muñeca, el fémur y la columna torácica. Algunas de las características clínicas son la cifosis y la pérdida de altura, la debilidad muscular y el dolor de espalda debido a las fracturas vertebrales. La detección precoz se consigue a través de la densitometría.

Los problemas musculoesqueléticos pueden limitar significativamente la capacidad funcional de la persona para ejecutar las actividades de la vida diaria.

Cáncer:

La incidencia del cáncer aumenta con la edad. El cáncer de pulmón es el más prevalente, seguido por el de colon, estómago, próstata, mama, etc. Los tumores en los viejos suelen evolucionar de forma menos agresiva y más lenta que en las etapas previas del ciclo vital. La edad no es una razón suficiente para no dar a la persona con cáncer información adecuada sobre la enfermedad. 

Diabetes:

Con la edad aumenta el nivel de glucosa en sangre, y ello hace que la edad avanzada sea un factor de riesgo para desarrollar la diabetes mellitus no insulinodependiente. La obesidad, el sedentarismo y tener familiares con diabetes aumentan el riesgo de desarrollarla. Los cambios en el estilo de vida suelen ser muy aceptados por la persona diabética, que tiene que dedicar tiempo a los autocontroles, tomarse la medicación, cuidar los pies, conocer las complicaciones a corto y a largo plazo, cambiar la alimentación, etc.

Problemas cardiovasculares:

En el mundo occidental la prevalencia de las enfermedades cardiovasculares aumenta en la población vieja. Algunas de las enfermedades cardiovasculares más habituales son la insuficiencia cardíaca congestiva, la hipertensión arterial y las arritmias.

La insuficiencia cardíaca congestiva es un síndrome en el cual el corazón no puede bombear una aportación adecuada de sangre, en relación con el regreso venoso, para cubrir las necesidades metabólicas de los tejidos. Puede producirse por un aumento de la actividad o el ejercicio, y cuando está muy avanzado también puede aparecer durante el reposo.

La hipertensión arterial (HTA) o tensión arterial alta se produce cuando la presión de la sangre que circula por las arterias es mayor de lo deseable para la salud.

Por consenso de los expertos, se habla de hipertensión arterial cuando en mediciones repetidas se mantienen cifras iguales o mayores a 140/90 mmHg, correspondiendo la primera cifra a presión arterial sistólica (la máxima), y la segunda a la presión arterial diastólica (la mínima).

Estudios epidemiológicos demuestran que la hipertensión sistólica aislada (elevación sólo de la máxima) es la forma más común de hipertensión en el viejo, y suele ser la consecuencia del aumento de la rigidez y la pérdida de elasticidad de las paredes de las arterias.

En edades avanzadas, mantener la presión arterial dentro de las cifras consideradas normales es muy importante para prevenir el riesgo cardiovascular, en particular de la enfermedad cerebrovascular (interrupción del suministro de sangre a cualquier parte del cerebro) y la insuficiencia cardiaca (afección potencialmente mortal en la cual el corazón ya no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo).

Hiperplasia benigna de próstata:

Es una de las alteraciones más habituales en los hombres adultos mayores, afecta casi al 100 % de los hombres mayores de 70 años.

La próstata es la glándula que se encuentra entre la vejiga, donde se almacena la orina, y la uretra, que es el conducto por donde se vacía la vejiga. A medida que los hombres envejecen la próstata aumenta progresivamente de tamaño, y puede presionar la uretra y hacer que el flujo de la orina al salir sea más lento y menos fuerte.

La mayoría de los síntomas comienzan lenta y gradualmente: necesidad de orinar con más frecuencia, de levantarse por las noches en varias ocasiones, dificultad para comenzar a orinar, goteo al acabar, etc. En estadios avanzados se puede producir una obstrucción urinaria y retención de la orina, e incontinencia urinaria de diversos tipos y grados.

En las fases iniciales puede no ser necesario ningún tratamiento, sólo medidas higiénicas como evitar ingerir grandes cantidades de líquido en poco tiempo, las comidas copiosas, los alimentos fuertes y picantes que tienen efectos irritativos, así como disminuir la ingestión de alcohol, no demorar la micción, tener calma aunque se tarde algunos segundos a empezar a orinar, evitar el estreñimiento y mantener relaciones sexuales con regularidad, a ser posible con eyaculación, lo que ayuda disminuir la congestión pélvica.

En fases más avanzadas será el médico quién prescriba el tratamiento más adecuado.
Trastornos cutáneos:

Los problemas en la piel son relativamente habituales en las personas mayores. Aparecen por los cambios normales del envejecimiento (disminución de la secreción sebácea, alteraciones de la circulación, etc.) y por factores personales (estado nutricional, historial de exposición a temperaturas extremas, etc.).

Algunos de los problemas comunes son: úlceras por presión, procesos malignos, procesos infecciosos como el herpes zóster, trastornos vasculares, sequedad de la piel, callosidades, etc. Los trastornos de la piel hacen variar la apariencia de la persona, que puede tener dificultades para adaptarse a los cambios de su imagen. 

Repercusiones de los problemas de salud:

1. En la persona

2. En la familia

3. Según el entorno

4. En el final de la vida

5. Dilemas éticos.

Maltratos y violencia de género:

1. Situaciones de riesgo que favorecen la aparición de maltratos

2. Tipos de abusos o malos tratos que pueden aparecer por separado o simultáneamente

3. Factores de riesgo

4. Consecuencias de los malos tratos

5. Violencia en las residencias. 

Factores de protección:

1. Mantener una buena salud física,

2. Mantener una buena salud mental

3. Mantener un peso adecuado

4. Cuidado de los pies

5. Realizar revisiones periódicas de la dentadura, la vista y el oído

6. Mantener una buena salud social

7. Mantener una sexualidad saludable

8. Protegerse de la radiación solar

9. Participar en programas de detección precoz de cáncer

10. Participar en programas de vacunación. 

Factores y conductas de riesgo en la vejez

Algunos factores de riesgo son específicos de esta etapa del ciclo vital, mientras que otros se mantienen presentes a lo largo de la vida. La edad por sí misma es uno de los principales factores de riesgo para la salud durante la vejez.

Los factores que se mencionan son:

1. Deterioro funcional

2. Fragilidad

3. Accidentes dentro y fuera del hogar

4. Hospitalización

5. Ingreso en un centro

6. Nivel económico

7. Comorbilidad

8. Morbilidad

9. Deterioro cognitivo ligero

10. Problemas de salud

11. Sujeciones

12. Soledad

13. Aislamiento social

14. Falta de apoyo social

15. Pérdidas

16. Problemas con los hijos

17. Rol de cuidador

18. Ansiedad

19. Estrés

20. Violencia de género

21. Maltratos

22. Consumo de tabaco

23. Consumo de alcohol

24. Consumo de otras drogas

25. Polimedicación

26. Hipertensión arterial

27.  Obesidad

28. Aumento de la presión intraocular

29. Exposición a factores ambientales

30. Exposición a ruidos                                                                       

31. Exposición a radiaciones ionizantes

32. Agentes biológicos.




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